Dos
vocablos parecidos en esencia morfológica, ambos vinculados a la ternura, la
aceptación incondicional, la entrega, la compenetración y complicidad, la
consideración y el respeto, el respaldo y apoyo moral y sobre todo la lealtad y
solidaridad desinteresada.
Muchas
veces sentimos que compiten el uno con el otro y nos ponen entre la espada y la
pared a decidir con cual nos quedamos, pero esta es una percepción errónea, ya
que el amor y la amistad no son rivales, al contrario son complementarios, y
pueden o deben coexistir juntos. Tener estas dos palabras en una misma persona
generalmente no acarrea conflictos, pero si cada una de ellas existe por
separado en distintas personas, puede ocasionar celos y disgustos y una
constante lucha de poder de unas sobre las otras. Esta situación es muy
característica cuando se trata de amores y amistades posesivas, que no comparten ni admiten competencia, en cambio si estas relaciones son maduras y conscientes de la necesidad de
libertad y confianza, esta lucha de poder no tiene efecto.
El amor
puede darse independientemente de la amistad, es un sentimiento innato del ser
humano, surge por sí solo, ya sea por lazos de sangre, interacción y vivencias,
necesidad o costumbre, o por fuertes sacudidas emocionales o contactos
personales, caracterizados por la intensidad con que se vivan estos (que bien
pueden ser físicos, emocionales o espirituales), y dependiendo de esta
intensidad y necesidad, será eterno, duradero o efímero, aunque siempre se ha
dicho que el amor verdadero nunca termina.
La amistad
en cambio va estrechamente ligada al amor, sin el no es verdadera ni duradera. Esta
casi siempre es menos posesiva y demandante, por lo tanto menos conflictiva y más
complaciente y gratificante, de hecho, igual de necesaria. Mayormente se
establece entre personas afines en los aspectos más relevantes de su naturaleza
y personalidad, por periodos cortos o largos, aunque una verdadera amistad prevalece
a pesar del tiempo y la distancia, nunca nos desconectamos emocionalmente y
sentimos el mismo cariño y amor.
En todo
tipo de relación humana debe primar el amor para que esta fluya armónica y
equilibradamente, ya sea fraternal, pasional, laboral, amistosa, cultural etc.
Si no amamos, no podemos ser amigos de nadie, debemos amarnos, amar la vida y
todo lo que la adorna para así poder amar a los demás, y lo esencial para esto
es la aceptación y el respeto a la diversidad y la libertad de expresarla y
dejarla ser tal cual es, sin imposiciones ni inconformidades.
Mañana se celebra mundialmente el día del amor y la
amistad en honor a San Valentín, independientemente de que lo celebres o no, de
los orígenes y de lo extremadamente comercial que se ha vuelto, es una
excelente ocasión para regalarnos mucho amor, no para obsequios materiales y cenas lujosas por unas
pocas horas, es preferible mil veces regalarnos un cálido y verdadero abrazo,
una dulce sonrisa, una compañía amena, una mirada suave y sutil que nos acerque
de corazón, nos impulse a tomarnos de la mano y compartir lo nuestro, no lo mío
y lo tuyo, a regalarnos lo mejor de nosotros, “nuestro preciado tiempo,
acompañado de una copa rebosante de amor”, además de sonrisas y alegrías y de apoyo y solidaridad si fuese necesario hacerlo.
Celebremos
este día con Amor y Amistad incondicional, todo lo demás sale sobrando, no
malgastemos en cosas superfluas y materiales, obsequiemos de nuestra riqueza
interior, es más efectiva y duradera y conforta grandemente nuestros corazones.
“Feliz día del amor”
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
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