A la hora de
darnos dones y gracia, Dios, o la energía y fuente de poder que nos mantiene
conectados y en equilibrio, o el alma y espíritu de la vida o como le quieran
llamar según su criterio personal, no tiene favoritos ni privilegiados, nos da
a todos, tiene para cada uno un don especial para que lo aprovechemos al máximo.
Que lo descubramos y lo sepamos aprovechar es nuestra decisión, nuestro libre
albedrio. No importa quién seas, cuál sea tu oficio o profesión, cada cual
tiene una habilidad y facilidad para hacer algo con naturalidad y gracia sin
igual, a eso le llamamos Don.
Así seas un
pobre infeliz, un mediocre, un ladrón o asesino, una prostituta o proxeneta, un
artista o poeta, un sinvergüenza o un padre ejemplar, un analfabeto, letrado o
eminencia, cada uno tiene un Don especial, por eso muchas veces nos resulta
difícil creer que tal o cual persona que tiene faltas graves de comportamiento
y atenta contra la vida y la moral, sea capaz de componer una hermosa melodía o
un poema, pintar un cuadro magistralmente, tocar un instrumento a la perfección
o bailar, tener ternura para con los suyos, poseer gracia o poder de
convencimiento, ser un artista, cura o profesor famoso, etc.
Por eso es que
pienso que no existe ni ha existido un ser humano completamente malo, algo
bueno posee, y es ese Don concedido antes de su nacimiento para desarrollarlo y
ponerlo a disposición de los demás, aunque no todos al descubrirlo llegamos a
desarrollarlo, a sacarle provecho y ponerlo al servicio de los demás, muchos
nos quedamos rezagados por falta de quien sabe qué tipo de motivación o fuerza
de voluntad o bajo la influencia de qué tipo de sentimientos oscuros, como por ejemplo el egoísmo y el rencor.
Así que antes de
hacer juicios, debemos sopesar las causas y razones de muchas actitudes en la
vida de los demás, cada cual tiene un difícil laberinto recorrido y otro más
difícil por recorrer, que si nos tocara a nosotros, de seguro nuestra vida
fuera muy diferente de la actual, por eso dejemos de hacer el papel de jueces,
sin antes ponernos el par de zapatos que los demás usaron, así sabremos que
tanto le apretaron e hirieron, cuanto sufrió con ese par de zapatos y por
cuánto tiempo los uso y cuando caigamos extenuados y rendidos mucho antes de
cumplirse el tiempo de ellos, confirmaremos que nadie recibe más de lo que
puede soportar.
Haz tu parte y
deja que cada quien haga la suya, iras más ligero sin llevar cargas ajenas, te
ocuparas de llevar tu carga mas cómodamente y serás más sano y feliz. Esto no
quiere decir que seas indolente ni indiferente, solo que metas la cuchara donde
se te permita, no sin antes tener bien claro que el manjar no es tuyo, solo
debes comer un poco, no comerte tu solo todo el plato, pues después de todo, no
fuiste tú quien lo elaboro, ni lo solicito, así que tampoco debes ser tu quien
lo digiera. Existe todo un menú de posibilidades y cada quien de acuerdo a sus
actos elige el menú que más desea o le conviene y debe estar apto para
digerirlo también, aunque tenga que ayudarse con digestivos y antiácidos debe responsabilizarse
de su elección y resistir los malestares que esta le pueda ocasionar.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/06/18/correo-los-lectores
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