Cuántas veces al día, a la semana, o al mes andamos medio perdidos, sin saber qué nos ocurre y por qué nos sentimos tan incómodos, tan necesitados de algo que calme esa inquietud y malestar que día a día se hace presente, y más cuesta arriba llevar.
Si nos centramos en el exterior noticioso global, no hay forma de no descolocarnos y perder las esperanzas, al menos si aún somos personas sensibles y con un poco de humanidad.
Si nos centramos en nuestro entorno, existe la posibilidad de que sea menos drástico el panorama, y aún tengamos una buena dosis de esperanza, desde luego eso va a depender de dónde vivamos y estemos situados.
Si nos centramos en nuestro interior, en esa estancia tan nuestra, y hacemos una buena introspección y limpieza álmica, deshaciéndonos de todo aquello que no sirve de nada, que nos enferma, nos desvía y aleja del propósito de nuestra vida y existencia, y tomamos el control del poder divino que poseemos para lograrlo, es seguro que andaremos más alegres y conformes por la vida.
Son muchas las cosas que hoy día son un aporte negativo y nada edificante para nuestro tránsito terrenal y espiritual. La tecnología, con el internet y las famosas redes sociales a la cabeza, se han encargado de multiplicarlas por mil, que nos lleguen a la velocidad de la luz y no nos dé ni tiempo de asimilarlas, sintiendo el impulso reactivo casi involuntario, de lucirnos y compartirlo en nuestro espacio.
Eso nos convierte en cómplices del mayor genocidio social y global que haya existido antes...
Estamos matando al pensamiento lógico y consciente, sustituyéndolo por paquetes informáticos y aplicaciones informáticas a la medida de una deshumanizada sociedad a la deriva, enferma, lisiada y viciada… ¡Agonizante! Que carece de sentido común, de iniciativas propias y de la suficiente y necesaria claridad de pensamiento para no dejarse engañar y de fuerza de voluntad suficiente para no dejarse atrapar por los juguetes tecnológicos.
La tecnología es adictiva y peligrosa, pero también tienen su cuota de maravillosa, pero lo que convierte ese peligro en una bomba nuclear que en cualquier momento puede estallar, es no saber discernir entre una cosa y la otra, por eso seguimos hipnotizados, echando mano a cada nuevo invento y haciéndonos dependientes frenéticos de estos.
La maldad también es adictiva y peligrosa, y nada tiene que la salve de ser condenada y desterrada de nuestra consciencia. Pero dominados por el morbo, continuamos promoviéndola sin siquiera tratar de entender las barbaridades que esconde la obra teatral que estamos creando y viviendo.
Creer que el equilibrio mundial se va a lograr privándonos de nuestra propia voluntad y del pensamiento libre, sometiéndonos a juegos malintencionados, a un sistema putrefacto y a un orden mundial aplastante y corrompido, es una falacia, lo único que se conseguirá será llevarnos por caminos suicidas, tanto a la humanidad, como al planeta y las demás vidas que lo habitan.
Pero ante esa realidad, tenemos el poder absoluto de encontrar el equilibrio espiritual que nos hará libres como individuos, y nos permitirá transmitir esa sensación de bienestar a los demás, con la que iremos contagiando felicidad, y sembrando semillas de consciencia y libertad.
Somos lo que pensamos y sentimos, aunque, inconformes con lo que somos, proyectemos lo que quisiéramos ser. Así nos vamos desligando de nuestra verdadera esencia, y eso también contribuye sobremanera a que perdamos la serenidad interior.
Esa famosa frase de René Descartes, también atribuida a Sócrates, “Pienso, luego existo”, se ha invertido, hoy día seria así, “Existo, ya no necesito pensar”.
¿Creen que es más cómodo que otros piensen y decidan por nosotros…?
El desequilibrio no solo es causa de lo que sucede en el mundo, también de lo que sucede en nuestro interior, y la mayor causa de insatisfacción está en nuestro propio rechazo, en la manera de ver y entender la vida y de reaccionar ante las simplezas y complejidades de la misma, o de ni siquiera tener ningún tipo de reacción individual ante ellas.
El equilibrio, es ese juego en el cual ponemos en su lugar cada cosa, interna y externa, en el que vamos tomando lo que nos resuena a verdad, y desechando lo que sabemos que de ninguna manera nos hace eco, más bien nos ensordece, nos saca de concentración, nos mutila y nos resta en lugar de sumarnos.
El equilibrio espiritual es esa ligereza álmica que sentimos al vivir en armonía y consonancia con la verdad existencial, el amor incondicional y la paz espiritual universal.
Aquí dejo una antigua entrada que puede complementar esta reflexión, por si desean leerla.
Por otro lado, aunque trato de mantenerme alejada de noticias tóxicas y desconcertantes, dejo a continuación un enlace con un contenido ¿perturbador y premonitorio? Ojalá que no, pero nos pone a pensar y refuerza una sospecha que hace unos años tengo y creo que no debería sorprendernos.
Y para que esta entrega no terminara con ese pesimismo que transmite la situación mundial. Y para que me vuelva a sorprender con las causalidades y las diosidencias, como le llaman, aquí dejo una gran noticia de un amigo bloguero al que admiro, respeto y estimo mucho, Emilio Fernández, que espero puedan acoger y hacerse de este interesante e instructivo Manual.
El Manual del Pensante ya está disponible en Amazon.
Aquí el enlace para quienes quieran descubrirlo El Manual del Pensante
MIL GRACIAS EMILO...
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
En esta entrada , ni querida IDALIA has tratado tantísimos temas q me ca a ser complicado centrarme en uno, sin ninguna duda parece q Tigo se está confabulando para desestabilizarnos y sumirnos en esta especie de caótica zozobra de ¿qué va a ocurrir mañana ? Los humanos nos empeñamos en buscar certezas a las q agarrarnos y todo son incertidumbres , incluso terroríficas y apocalípticas, así q mi sensación es como tú señalas aquí, o nos refugiamos en nuestro interior i te tango aislarnos de la marabunta externa ( al menos a ratitos) o terminaremos tan enloquecidos como la realidad circundante... Sorprendentemente a mí el apagón me dió paz, no me asustó, posiblemente porque sólo fueron y así horas, pero no es tan malo volver a vivir a la luz de las velas por un ratito, q se apague el ruido y los fogonazos , q se imponga el silencio y la luz tenue por un vez, no estuvo tan mal : )
ResponderBorrarUn beso grande IDALIA...siempre podemos acurrucarnos aquí cuando la vorágine de fuera nos asuste demasiado ...
Gracias por permitírnoslo ; )
Por cierto, q antes lo.olvidé...
Borrar🌸🌷🌸🌷FELICIDADES MAMÁ IDALIA🌷🌸🌷🌸
Hola, María, muchas gracias primero por la felicitación, IGUAL PARA TI. Aunque aquí, el día de las madres es el último domingo de mayo, pero la recibo anticipada con mucha alegría.
BorrarPues el tema central es el equilibrio, pero es sabido que este tema acarrea muchas vertientes, como causas y efectos una lleva a la otra, así que perdón por liar tantos subtemas, ja, ja, hace tiempo que no escribía así, señalando el pesimismo, pero como te dije, una cosa lleva a la otra...
Y para mejorar esta entrada, hace unos minutos me llegó una sorpresa como regalo, algo muy importante que arroja mucha luz al tema del equilibrio gracias al amigo Emilio Fernández, la he anexado al final, si chequeas de nuevo, allí la verás.
Gracias de nuevo María por tu tiempo y tus generosas visitas y comentarios. Te dejo un beso y abrazo.
No has liado nada, estos temas dan para mucho y bucear en ellos ayuda siempre así q gracias siempre y otras mil gracias más por la propuesta de este libro , me lo apunto , y reserva la felicitación para cuando toque : ) otro besito IDALIA!
BorrarEs muy cómodo no pensar pero yo soy incapaz de hacerlo. Un beso
ResponderBorrarSusana, creo que es imposible no pensar, pero hacerlo conscientemente es lo que está dejándose a un lado, uniéndonos a la manada del pensamiento colectivo, sin ver por qué lo hacemos si tenemos la ventaja y el don del pensamiento individual.
BorrarHe anexado al final, hace unos minutos, algo muy importante que arroja mucha luz al tema del equilibrio y del pensamiento , gracias al amigo Emilio Fernández, si chequeas de nuevo el final allí la verás. Gracias y un beso.
El equilibrio es la palabra base y fundamental en los días que vivimos. Necesitamos un equilibrio entre lo tecnológico y lo manual, entre el pasado y lo que está por venir, entre nuestro interior y las influencias externas, entre la medicación química y los remedios naturales o entre la soledad o el exceso de acontecimientos sociales. Yo diría que equilibrio y paciencia son las bases para encontrar esa paz mental que nos haga ser más felices en el mundo y hacer más felices a los que nos acompaña.
ResponderBorrarMuchos besos querida, Idalia y feliz día de la madre.
Hola, Miguel, siempre estás muy atento a esos detalles pequeños, pero que dan alegrías, me refiero a que dejaste esa felicitación del día de las madres, lo vi temprano en el celular, pero rara vez respondo desde ahí, así que GRACIAS, por ese lindo detalle. Aquí se celebra el último domingo de este mes, pero como has sido el primero en felicitarme, ése domingo te recordaré, ja, ja.
BorrarMe ha encantado tu comentario sobre esta reflexión, lo has resumido y llevado al equilibrio de maravilla. También pienso que como tu dices, los términos medio (la representación viva del equilibrio) siempre serán la mejor opción, los extremos siempre tienden a desequilibrar.
Le comentaba a Maria y a Susana, que he anexado al final, hace unos minutos, algo muy importante que arroja mucha luz al tema del equilibrio y del pensamiento consciente, gracias al amigo Emilio Fernández, si chequeas de nuevo el final allí la verás. Ese Manual, es para mi una excelente herramienta para enfocarnos en la manera en que hemos desestimado el poder del pensamiento, lo mucho que lo hemos dejado sin control, influyendo en estas locuras de hoy, por ende es un tremendo auxiliar para retomar la vida de una manera equilibrada.
Gracias querido Miguel, un beso y un fuerte abrazo.
¡Ah!, vi el documental Wilding, precioso, interesante, instructivo, reflexivo y además desafiante y revitalizante, me hubiera gustado verlo en cine, pero nunca lo pusieron en cartelera, ya sabes, solo las taquilleras van al cine aquí. Gracias por reseñarla. Iré a dejarte este comentario allí.
Anotamos El Manual del Pensante je, je. Y gracias por la mención a la reseña de "Wilding".
BorrarP.D. Deberían unificar el día de la madre jjajaja (es cómo las traducciones de los títulos cinematográficos: cada país se inventa un título :))))
Pues deberían, en USA es el próximo domingo y en México creo que hoy, no estoy segura. El de los padres, en muchos países es el último domingo de junio, aquí como somos "supuestamente pobres" y no podemos con esa carga dos meses seguidos, es el último domingo de julio.
BorrarEste finde es largo porque el dia del trabajo, que aquí es el primer día de este mes, o sea, que era el jueves, lo movieron para mañana. No sé para qué
inventan tantos días festivos, si la vida ha dejado de ser una fiesta, y se ha vuelto una agonía, ja, ja. Gracias Miguel.
¡Hola Idalia!
ResponderBorrarCuánta razón tienes... No son muchas las voces que se oyen de protesta, al menos de alarma... Parece que todo esto se asume como algo natural. Pero no es nada natural. Por un lado está dirigido desde los poderes "reales" que mueven los hilos, la política, las finanzas, hasta lo que piensan las masas; por otro lado no es natural en absoluto dejar que nuestras vidas en manos de la tecnología y vivir enlatados y desconectados hasta de nuestros ritmos biológicos naturales.
Das en la diana cuando destacas la frase de Descartes y la cambias con mucho tino:
"Existo, ya no necesito pensar". Porque de eso se trata. Cuando el ser humano deje de pensar por sí mismo y se convierta en un dependiente total, la involución comenzará (ya está en proceso desde que los móviles se han hecho masivos).
Sin fuerza de voluntad, y sin capacidad de raciocinio porque desde que eres un bebé te colocan una pantalla de colores que sólo estimula tu cerebro reptil -estímulo-reacción- (y no hay que irse muy lejos para ver a los niños drogados con sus videojuegos) no queda esperanza. Yo no la tengo en el futuro; me siento impotente, triste por ver como se pierde lo más hermoso de la civilización humana, y me encantaría fugarme a otra época.
Lo único que nos queda, como dices, es aislarnos todo lo que nos dejen, no sucumbir a este circo masivo y desarrollar nuestra paz interna.
Fantástica entrada para reflexionar; muy interesante el enlace del informático y no menos el libro que nos propones.
Me queda leer tu antigua entrada que seguro es otra luz en la oscuridad.
Un beso muy grande, querida Idalia-Harolina (es un verso del mar tu nombre...) :-)
¡Hola, Maite! Algo me pinchó para que hablara una vez más de cómo combatir esta crisis existencial que llevamos tiempo atravesando, olvidando nuestros orígenes, sabiduría y conexión con la naturaleza y cargándonos de paso al planeta.
ResponderBorrarDe seguir como vamos, tendremos un leve recuerdo de que el hombre una vez fue capaz de pensar y actuar por sí solo.
Al igual que tu, no me quedan esperanzas visibles de recuperación de todo lo que hemos perdido y casi olvidado en manos de la tecnología, los teléfonos inteligentes y ahora el apogeo de de IA, que terminará por robarnos lo poco que nos queda de entendimiento y hasta la identidad humana, porque nuestros niños están moldeados con los mismos patrones globalizados, y más que niños inocentes, parecen máquinas humanas super inteligentes y sorprendentes por la poca edad que tienen y el conocimiento que absorben al vuelo con una memoria prodigios para no olvidarlo. A veces hasta asusta todo eso... Yo hasta quisiera irme del planeta, ja, ja, y digo mucho que no quiero vivir por mucho tiempo más, no creo que pueda sobrellevar lo que se avecina, no quiero verlo y menos vivirlo.
Mientras me sigo atrincherando en mi interior y sacando lo mejor de mi al exterior, para seguir combatiendo todo ese bombardeo negativo.
Gracias querida Maite, vengo de tu blog y la noticia me dejó entre ilusionada y algo triste por tu ausencia, pero todo obra para bien y hay que seguir adelante abriendo surcos y caminos.
Encantada y agradecida inmensamente de tener tus huellas tanto aquí como en mi memoria y mi corazón. Besos y abrazos. Gracias por esa descripción tan hermosa de mi nombre, más besos.
Idalia... El exceso de internet me está agotando. También siento como tú que ya no me queda tanto tiempo; el tiempo del que hablabas... el valioso, el de la vida, el del alma. Por eso quiero dejarme un espacio y concluir mis libros entre otras cosas, pero no sé si lo lograré.
BorrarLo más bonito para mí son esas cuatro o cinco personas maravillosas con las que conectas... y tú eres una de ellas: un alma clara, un torrente de sabiduría y belleza.
He leído tu propósito en mi blog y lo comprendo tan bien... Tanto que me das impulso a mí, fuerza. Precisamente ayer meditaba sobre los 12-13 años que llevo aquí, enganchada.
No, yo tampoco sé si voy a poder resistir lo que viene...
Paz. Que tengas infinita... Muy profunda. Es nuestra coraza, y nuestra bandera para el mundo: ese equilibrio que justo describes en esta entrada. Te lo deseo de corazón.
Seguiré tus huellas para ver que decides y tampoco voy a olvidarte, ¡hermoso, hermoso corazón!
GRACIAS por tanto
Un abrazo álmico :)
Mil gracias Maite, por lo que me dices y si, el exceso de internet causa estragos para quienes como nosotras, seguimos conectadas a la naturaleza y la vida en directo, y tenemos aún esa sensibilidad para apreciar la verdadera esencia humana.
BorrarPor suerte tengo pocos seguidores y escasos comentarios, (excepto en los retos del tintero), no uso redes ni tengo nada extra fuera de este blog, y aún así, me carga mucho el usar más de lo debido el ordenador, y como ya he expresado antes, estoy resultando muy repetitiva en el blog.
Qué bueno que la vida nos abre otras puertas para seguir experimentando, aportando y aprendiendo. Maite, sé que estarás bien y seguirás aportando mucho amor, belleza, sensibilidad y luz por doquiera que vayas.
Para que puedas seguir mis huellas, por si también dejo el blog un tiempo, he cambiado mi perfil, puse visible mi correo electrónico, por ahí me podrás contactar cuando lo desees, al menos eso no tengo planes de dejarlo, tengo algunas personas con las que me comunico por ahí.
También aproveché para cambiar mi foto de perfil, lo ameritaba, esta otra me muestra como estoy, desde la pandemia pelada a lo macho, ja, ja.
Muchos besos Maite, cuídate alma bella, y de nuevo, mil gracias por todo tu Ser.
¡Genial, me lo apunto!!
BorrarGracias... por cada palabra... Bendiciones a tu Ser.
(Oye... ¡Y que estás muy guapa! A ver quien puede llevar el pelo así de corto y quedar tan rechula y juvenil :))
Ja, ja, qué hermosa eres, gracias por piropo, besos Maite.
BorrarPreciosa, Idalia.
ResponderBorrarEs cierto que hay demasiados mensajes negativos que nos llegan de un lado a otro, la vida en sí es caótica, la sociedad lleva tiempo enfadada y no digo que no haya razones para no estarlo, pero esa culpa que se señala no siempre va en la dirección correcta.
Las redes tienen su parte positiva, nos abren a un mundo que quizás no podamos llegar, pero también pueden aportar otros escenarios que no lo son. Supongo que nuestras generaciones han de dar las gracias de que no nacieron con un teléfono en la mano, que se descubrieron a ellos mismos, sin redes, sin recibir miles de mensajes que solo una parte de ellos son certeros.
En mi caso no uso nada que no vaya vinculado al blog, no solo por el tiempo que nos quita, sino también porque a veces ves cosas que no compartes y eso, queramos o no, nos alejan.
Creo que el problema de la red es el anonimato. Si a estas personas se les obligara a poner su nombre y DNI, se pensarían mucho el qué y cómo dicen las cosas, porque ese odio, esa necesidad de hacer daño porque sí, es una enfermedad.
Sobre el apagón, he de decir que soy algo egoísta, pero durante esas horas de incomunicación respiré aire, no había correos, llamadas, la palabra urgente se esfumó, fue como si el mundo por un segundo se paralizara. Lo único que como trabajo lejos de donde vivo, y sin línea telefónica me preocupé por mi madre, así que cogí petates y me fui a su casa, al ver que estaba bien, respiré y más tarde en mi casa me dediqué a leer, a estar totalmente contemplativa. Claro que soy consciente que mi escenario en este caso dentro del no saber es cómodo, otros no tuvieron esa suerte. Pero como digo, egoístamente ese parón, ese silencio, lo agradecí.
Muchos besos, y un abrazo enorme.
Hola, bella Irene, muy bueno que te dejas sentir con este comentario tan elocuente, a veces no quiero ni pensar en lo que en apariencia se avecina, y trato de imaginar un giro de 360º que cambie todo ese panorama.
ResponderBorrarLas redes no es que sean malas de por sí, sino tal cual su nombre lo dice, es que atrapan, y esa es la intención real al crearlas, te metes en ellas y te cuesta muchísimo soltarte, y allí te hacen el jaque mate. Al igual que la tecnología, son adictivas, y ni hablar de los celulares.
Recuerdo que hace unos años se denunció que algunas televisiones tenían cámaras integradas que te espiaban para saber tus gusto de comida y eso, mientras estabas frente a ellas. Tuvieron que aceptarlo públicamente los fabricantes de esas marcas que denunciaban.
Los celulares hacen el mismo trabajo en un campo mayor, estos son una especie de radar. No con lo que escribes y los mensajes de voz que envíes, sino con lo que hablas directamente con las personas, en la casa o donde te encuentres. Sin ir más lejos anoche hablaba con mi hija en la casa, las dos sentadas en el comedor y le decia que habia aumentado de peso, ella contestó, cómo así, te ves igual, no estás gorda, ese peso debe estar malo mami, ahí terminó la conversación, te cuento que más tarde cuando tomé el celular para revisar las notificaciones del blog, me salió un anuncio para adelgazar, cosa que nunca me había salido, ja, ja, aunque la verdad no es para reír, sino para llorar esa pérdida de intimidad que hemos sufrido a causa de la modernidad. Pero bueno, ese es el mundo de hoy, y el que no se inserte en él, estará borrado y olvidado, dentro de poco seré invisible hasta para los míos. Lo de poner el nombre y ID, es relativo, hay tantos nombres falsos y sobrenombres puestos allí que da grima, ya todo es falsificable, la tecnología ayuda bastante a eso, y las personas han perdido mucha honestidad, con tal de lograr destacarse hacen lo que sea en este mundo cada vez más loco y enajenado.
Lo del apagón lei que muchos de ustedes casi lo celebraron, que se veían muy felices en las calles, y hasta cierto punto, tal como me dices, se entiende, en un país donde casi no se descansa, fue un respiro supongo..., para algunos no tanto, pero me alegra que aunque tuvieras esa preocupación por tu madre, al menos te sirviera para relajarte un poco. Lo terrible es imaginar que en un mundo que se ha vuelto eléctrico y telemático, por así decirlo, el saber que esos controles están en manos de unos cuantos, que si deciden apagarnos por una sola semana, el caos sería gigante y quizás incontrolable... Esperemos que nunca suceda eso.
Hermosa Irene, no me hagas mucho caso, a veces sale mi parte oscura y ¡tan cansada! de toda esta lucha por sobrevivir en libertad y tratar de que los demás abran bien los ojos, que sean más conscientes de esta modernidad que se ha ido robando toda nuestra integridad humana y sabiduría natural y existencial.
Muchos besos para ti, me voy a leerte, vi que publicaste, un fuerte abrazo lleno de cariño.
Qué texto tan profundo y cargado de reflexiones. Me ha encantado cómo abordas el tema del equilibrio espiritual, tocando fibras muy humanas y actuales. Es como un grito silencioso que invita a mirarnos por dentro y cuestionar el rumbo que llevamos. Tu forma de escribir es intensa, casi poética, y logras transmitir esa urgencia de reconectar con nuestra esencia en un mundo que, como bien dices, parece ir a la deriva.
ResponderBorrarMe parece muy acertado cómo divides la búsqueda de equilibrio en tres planos: el exterior global, el entorno cercano y el interior. Esa idea de que el caos noticioso nos descoloca, pero también nuestra propia desconexión interna contribuye al desasosiego, es un diagnóstico brutalmente honesto. La crítica a la tecnología y las redes sociales como amplificadores de la deshumanización y el morbo me resultó muy familiar, mucho; es verdad que a veces caemos en esa trampa de reaccionar sin pensar, de ser cómplices de un sistema que nos anestesia. Pero lo que más me impactó es tu mensaje de esperanza: esa certeza de que, a pesar de todo, tenemos el poder de encontrar el equilibrio espiritual y contagiarlo. Esa frase, “somos lo que pensamos y sentimos”, es un recordatorio poderoso de nuestra responsabilidad sobre nuestra propia paz interior.
La referencia a “Pienso, luego existo” y su aplicación al tema de fondo me pareció un toque brillante, porque resume perfectamente esa pasividad mental que nos acecha. También me gustó cómo defines el equilibrio como un “juego” de ordenar lo interno y externo, tomando lo que sintoniza con la verdad y soltando lo que nos daña. Es una imagen muy visual y práctica, como si nos dieras una brújula para navegar la vida.
El enlace a tu entrada anterior y la mención del contenido “perturbador” añaden un matiz intrigante. La elección de no centrarte en noticias tóxicas, pero aun así señalar algo que te hace sospechar, refuerza la idea de que el equilibrio también pasa por filtrar lo que consumimos.
En fin, tu texto es una invitación a despertar, a no dejarnos arrastrar por la corriente y a buscar esa “ligereza álmica” que mencionas. Me ha dejado pensando en cómo yo mismo puedo hacer esa limpieza interior y ser más consciente de lo que dejo entrar en mi vida.
Un abrazo!
Hola, Marcos, muy agradecida por tu visita y por el jugoso y generoso comentario que dejas.
ResponderBorrarTus palabras son a la vez que retroalimentación, un complemento de esta reflexión, que hace necesaria la introspección de cada individuo para de esa manera entrar en ese equilibrio espiritual y mostrar nuestra mejor cara al mundo exterior, sin máscaras y sin tatuajes, limpia, con una sonrisa diáfana, un semblante sereno y una luz que trascienda toda oscuridad, ahí radica mi esperanza.
De nuevo muchísimas gracias Marcos, por tu atenta lectura y por extraer tanto jugo a esta entrega. Un placer recibir tus impresiones. Otro abrazo.