A propósito de la convocatoria del Tintero de Oro para hacer un micro sobre el tiempo y a pesar de haber tocado ese tema anteriormente en el blog, hoy quiero agregar otra perspectiva que me vino a la mente precisamente comentando uno de esos micros.
El tiempo lo consideramos lo más importante de nuestra vida, ya que marca todos nuestros actos con precisión de aguja y sin detenerse nunca ni dar tregua. Pero el tiempo así por así, de forma aislada no es tan significativo en realidad, la importancia del tiempo radica en su transcurrir. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, …, años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos.
Toda esa secuencia conforma su importancia, incluso en los deportes, ya que es vital la preparación en cualquier disciplina deportiva, lleva una gran cuota el tiempo invertido para ser ganador, desde luego hay un último factor, llamado suerte o destino que puede cambiar el resultado final, y un segundo o décima del mismo, puede significar más que todo el tiempo invertido, pues te concede una etiqueta (ganador o perdedor) que bien te puede hacer feliz o sentirte amargado y derrotado.
Pero el tiempo solo existe para nosotros los humanos, nuestro intelecto se habituó a depender de él.
Los demás animales del planeta seguro que no saben nada del tiempo, ellos solo tienen el instinto bien desarrollado y saben que cuando se oculta el sol hay que dormir y cuando reaparece hay que buscar el alimento y comer. Saben cuándo emigrar a otra parte, esperar el aviso de su ciclo de apareo y actuar en consecuencia, el del alumbramiento de sus crías, etc. También saben morir con dignidad cuando toca.
Las plantas por igual tienen ese instinto de vida, saben alimentarse, crecer, dar frutos y morir cuando toca.
Los minerales son más longevos y sabios, guardan muchos secretos de la existencia de este planeta y del universo.
Nada en esta tierra es absoluto, todo es relativo y lo que llamamos tiempo es una de las cuestiones más relativas que hay, pues depende de la forma en que veamos las cosas y del grado de intensidad con que la percibimos, deseamos y esperamos.
Una cosa es lo que es, y otra lo que aparenta ser, pero la realidad es muy escurridiza y lo disfraza todo.
Piensen en esto, ningún niño nace hablando, tiene que escuchar las palabras con atención muchas veces para ir aprendiendo, en cambio, sí sabe sonreír y llorar, y muy a menudo gorjea o emite sonidos que nadie le enseña, eso porque la naturaleza humana tiene sus propios códigos lingüísticos, al igual que los animales.
Pero el hombre se empeñó en complicar las cosas, inventando otros idiomas basándose en acuerdos y así pasa con todo. Entonces nos olvidamos de nuestro conocimiento intrínseco, la sabiduría natural, para adoptar otros conocimientos que nos llevan más de media vida aprenderlos y casi toda la vida trabajando con ellos y por ellos, esclavizándonos injustamente.
El factor predominante de esos acuerdos, es el llamado tiempo, por eso vivimos a la carrera, contra el reloj como dicen, bajo presión psicológica, y esto nos ayuda a envejecer más rápido.
Vivimos de manera egoísta y somos muy ambiciosos con la esperanza de destacarnos por encima de los demás, que estos nos valoren y acepten nuestra capacidad de liderar, con la única intención de poder superar nuestras limitaciones y triunfar.
¿Triunfar? en un mundo de lisiados mentales es fácil, pero hacerlo en un mundo competitivo y amenazante, donde todos se creen superdotados, inteligentes y empoderados, es todo un reto desproporcionado.
Nos hacemos viejos en nuestras luchas y culpamos al tiempo por esto.
Hoy día nadie desea ser pisoteado por nadie. Y vaya paradoja, queriendo impedir que esto suceda, nos prestamos inconscientemente para que nos pisoteen, porque los primeros en pisotearnos somos nosotros mismos, gracias a la incesante carrera contra el inexistente y aplastante tiempo.
Planta un árbol, riégalo y espera. Mira al cielo, sus nubes y espera. Sal a la calle, sonríele a alguien y espera. Ama a alguien, comparte tu vida y espera. Eleva una plegaria, deposita tu fe y espera.
Espera, espera, espera, espera y espera… Toda esa espera es lo que conocemos por tiempo, y mientras esperamos, nos angustiamos y sufrimos por las elucubraciones que hacemos y los miedos que sentimos por la demora tras la espera.
Solo los humanos sentimos esa angustia y nos esclavizamos del tiempo, por eso dudo mucho de nuestra supremacía, porque en definitiva ¿De qué nos sirve si nuestra vida es una constante agonía?
El tiempo viene a ser lo siguiente: Un Templo imaginario, extinto, mustio, profano y opresor, al que le rendimos adoración y tomamos como el eje central de nuestra vida, es como ese Dios invisible al que le tememos a muerte.
T emplo
I maginario
E xtinto
M ustio
P rofano
O presor
Si te digo una cosa, ¿Me guardas el secreto?
Somos bestias del circo humano y el tiempo es nuestro primer amaestrador.
¡Ah! casi lo olvido, existe otro factor muy importante en esos acuerdos, igual de relativo y opresor, que como el tiempo ha sido creado por el humano y también lo engulle; el dinero, el azaroso dinero.
Unos cuantos, muy pocos viven abarrotados de dinero adueñándose de casi toda la riqueza del planeta, mientras la mayoría vive agonizante, esclavizada por el trabajo porque el dinero escasea mucho en sus vidas y no les permite vivir tranquilamente.
Pero ese trabajo solo les permite jugar al recibir y pagar, beneficiando a sus empleadores, los dueños del dinero.
Todo lo que se relaciona al humano es relativo, depende de su punto de mira y sus acuerdos, por eso hay tantas teorías y leyes físicas de antaño que hoy han resultado ser falsas.
Piensen también en esto, cuando te miras al espejo a diario, nunca te ves de igual forma, hay días que encuentras que luces un rostro radiante, otros te notas demacrado, y la mayoría de veces te ves en medio, ni radiante ni demacrado, solo te ves aceptable. Eso porque tus emociones hablan por ti a través de tu rostro, que no cambia tan rápido, es el mismo, son tus expresiones emotivas y tu mente las que lo deforman.
Lo mismo pasa con los años, la mente se prepara para envejecer y desde luego envejecemos, amaestrados por el tiempo mental y manipulados por el dinero.
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
Hola, Idalia.
ResponderBorrarToda la vida he tenido animales, son la mayor alegría que uno pueda tener, son nobles, cariñosos, afectivos, transmiten serenidad y amor. ¿He repetido en muchas ocasiones algún sinónimo de ternura? Es que son eso y más. Pero también tiene algo que a nosotros nos falta y es que saben cuando deben irse, y no lo hacen desde una perspectiva de dolor, sino de sabiduría, el ser humano se aferra al tiempo de muchas maneras, pero una y creo que es por culpa de como la tenemos aprendido es a la vida, si la viviéramos con la misma intensidad que ellos, si lo comprendiéramos no habría pena, solo aceptación. Tenemos tanto que aprender, desprendernos de tantas cosas, ay, cuánto camino.
Estupenda reflexión, siempre consigues que desvaríe un poquito, disculpa por eso, :)
Un beso enorme, y feliz domingo.
¡Hola, Irene!
BorrarCuanta razón llevas sobre los animales, también han estado siempre en mi vida y son tal cual los describes, y si, definitivamente son nuestro mejor referente y nos falta mucho por aprender de ellos. Las normas de la sociedad nos mutila la sabiduría interna, y solo los vemos como compañía y entretenimiento, no como lo que son, nuestros maestros.
Irene me encanta que como dices te haga desvariar, aunque no es así en realidad, más bien te convido a sacar parte de tu sabiduría y vivencias y eso es un regalo para mis letras, muy agradecida de tener tus huellas en el blog querida. Un beso y grata semana.
Esperar que otros nos valoren para mí no sirve de nada, no debería importarnos lo que otros piensan de nosotros...
ResponderBorrarGracias Kinga por las acertadas huellas que dejas. Valorarnos nosotros mismos y soltar la dependencia, es el primer paso a la felicidad.
BorrarLa impaciente sociedad actual desearía que los niños nacieran ya hablando o que los árboles tuvieran un crecimiento instantáneo. De hecho, pienso que esta última palabra marca a las generaciones actuales. El ejemplo que has puesto de los animales me parece fantástico. Por llevar el tiempo a mi terreno, el cine o el audiovisual también tiene dos formas de aliarse con el tiempo para intentar transmitir su mensaje: cortometrajes o largometrajes. Incluso los campanarios de las iglesias tratan de acotar y determinar el tiempo. ¿Podríamos vivir sin relojes?
ResponderBorrarUn gran abrazo querida, Idalia.
Así es Miguel, esa palabra que usas y señalas, "instantáneo", desde hace unos buenos años atrás, con el invento del café instantáneo, nos la han metido bien en la mente y nos hemos vuelto ¡tan impacientes!...
BorrarGracias por lo que comentas de los animales. Y efectivamente, hasta el cine tiene esa marca tan reconocida del tiempo con los corto y largometraje, incluso se podría incluir la duración estándar de las películas como parte del tan arraigado factor tiempo.
Como dices, las campanadas de las iglesias marcan la hora, y los famosos, casi imprescindibles relojes, que se han visto mermados por el uso del celular que ya tiene la hora.
Y pensar que el hombre sabía la hora con solo observar la inclinación que produce el sol en las sombras, el famoso reloj del sol. Hoy en día difícilmente encontramos muchas personas que sepan hacerlo, y vivir sin relojes parece casi una utopía.
Otro cálido abrazo para ti querido Miguel, gracias por tus infaltables huellas.
Es verdad IDALLIA!! es más, tal cual comentas, en realidad el tiempo como concepto de medida, no es más que un invento humano que en origen sirvió para regular los trabajos agrícolas. En la naturaleza siempre hubo ciclos, estaciones, el Sol sale y se pone (poéticamente hablando, claro está); la Luna hace su trabajo con las mareas. Pero la medición en horas, días, semanas, meses y años es un invento del ser humano, ocurre que a medida que las labores y actividades se fueron incrementando y haciéndose más complejas lo que nació para facilitar la vida se convirtió en una espada de Damocles que pende sobre nosotros llevándonos a la carrera, sin tiempo de vivir.. y es verdad que la vida se desarrolla al margen de esas agujas malvadas, es verdad que lo único que importa son los instantes que disfrutamos en armonía con la naturaleza y con nosotros mismos, fuera de la ambición humana y esas ansias desaforadas por acumular riquezas que en la mayoría de las ocasiones ni tiempo tenemos para disfrutar y que además privan a los que no tiene nada de lo elemental para llevar una vida digna. La tremenda desigualdad que existe, lo poco que cuidamos de ese tiempo interior tan necesario, de ese silencio, esa paz, de ese hacer introspección e incluso autocrítica que es en lo que estoy hoy en mi blog, creo que muy en sintonía con todo lo que tú comentas hoy aquí. Este tiempo finito que desaprovechamos corriendo ni se sabe detrás de qué y que deberíamos aprender a disfrutar como los animales, hoy , ahora y nada más, ni pasado que ya pasó, ni futuro que está por venir y a saber si llega ; ) Un placer leerte, mil gracias y un abrazo muy fuerte IDALIA
ResponderBorrar¡Hola, Maria! mil gracias por la generosidad y elocuencia de tu comentario, haciendo énfasis en esas cosas tan importantes que señalo en la reflexión enriqueciendo todo el contenido con tu interesante análisis.
BorrarLa vida es simple, nosotros la complicamos, así de cierto y nos perdemos lo mejor de lo mejor por andar a la carrera y casi a ciegas, a ojos cerrados ante la belleza y gentileza de la naturaleza y la esencia misma de la vida.
Agradecida en el alma de tus huellas. Un fuerte abrazo Maria.
No me gusta negrita como escribes
ResponderBorrarPara llegar a esa conclusión tienes que haberme leido, asi que gracias por el tiempo invertido en ello.
Borrar"Somos bestias del circo humano y el tiempo es nuestro primer amaestrador."
ResponderBorrarGenial. Esta frase es buenísima.
Me encanta también la definición de Tiempo como templo imaginario, etc... Acertada, sagaz entrada. Gracias.
Las gracias son para ti, Maite por lo que resaltan tus huellas y las palabras hacia la reflexión. Un abrazo.
Borrar¡Hola, Idalia! Me encantó el anagrama TIEMPO. Como bien denuncias en tu reflexión, el tiempo no es más que una convención humana y, en realidad, creo que es la verdadera moneda de cambio del Sistema. Un trabajador vende su tiempo a cambio de dinero para que otro pueda disponer del suyo como se le antoje. Lo curioso es que luego ese otro tipo, el que paga, tampoco sabe qué hacer con el tiempo que le sobra.
ResponderBorrarCuando veo a esos hijos de ricachones, con su vida bien resuelta y con la posibilidad de disponer de su tiempo como le venga en gana, siempre me pregunto ¿en qué lo emplean? En realidad, en nada. Simplemente sobrellevan su aburrimiento a golpe de talonario.
Un abrazo!
¡Hola, David! pues me encanta que te haya encantado el acróstico de Tiempo. Y que bien que señalas este punto de cómo emplean unos y otros el tiempo, mientras para unos es angustioso dia a dia, para otros es la mar de tranquilo y lleno de ocio. Gracias y un fuerte abrazo David.
BorrarEl tiempo va muy lento cuando sufres y corre cuando lo disfrutas. Un beso
ResponderBorrarHola, Susana, bienvenida al blog y muchas gracias por la visita y las huellas.
ResponderBorrarSí que es muy cierto eso que dices, al menos en apreciación es así, ya que es directamente proporcional a nuestras emociones, las angustias tienden a ralentizarnos y las alegrías a ponernos eufóricos, aunque en realidad el tiempo transcurra siempre igual. Un abrazo.