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martes, 7 de mayo de 2024

La culpa

Hace unos días que vengo cantando el estribillo (coro) de una canción del grupo cubano Buena Fe, que dice así: “Ay, la culpa, la maldita culpa no la tiene nadie…” La cuestión es que no había forma de que no surgiera este estribillo en cualquier momento del día en mi cabeza y mi voz. 

Para colmo me topé con la película "The Guilty" titulada en español “La culpa”, un remake de la versión original danesa del mismo nombre, que desde su inicio me parecía haber visto pero no la tenía muy claro y la volví a ver. Un policía atormentado por la culpa a la espera de un juicio, está temporalmente trabajando en el centro de llamadas del 911...

Al día siguiente por recomendación de mi hija Emilia, vi la película “Anatomía de una caída” (por cierto, muy buena película) y ¿qué creen?, también se trata de culpas y culpables, y ahí vuelve el estribillo a la cabeza. 
Entonces me puse a escuchar la canción con atención, pues a veces tarareamos pedazos de canciones que nos resultan contagiosos sin prestar atención a la canción completa. 
Sin captar el contenido y su mensaje podríamos estar entonando quién sabe qué atrocidad o basura musical. 

Les cuento que las letras de la canción son muy buenas, hay frases certeras como estas:

Huérfana culpa vuela sin dueños. Donde se pose, nunca crecerán los sueños…

Que es preferible quien lo intenta y ha perdido, que quien blasfema, pero nunca va intentado. Culpa sin rostro como incentivos...

Denme la culpa de estallar, cuando se arrime la cobardía con disfraz de tolerancia. Culpa coraje, culpa valiente…

Si corre el llanto
Si no resulta
Me duele tanto
Cuando la culpa
Ay, la culpa, la maldita culpa
No la tiene nadie…


Todas estas cosas que les he relatado, me han dado pie para abordar el tema de la culpa. Y es que esta la llevamos muy grabada en la médula y aunque, como lo dice la canción, no siempre es tan negativa, sí que tiene sus fuertes secuelas en la humanidad, ya que desde hace miles de años nos han hecho cargar con culpas inexplicables, ajenas e injustificables.




La frase de Frida le va como anillo al dedo a la culpa, pues esta es como una jaula que nos impide sentirnos libres y cuyos límites se van achicando, aprisionándonos más y más.

Cada cual elige un camino buscando sentirse libre, pero siempre se siente reprimido y juzgado ante todo por él mismo, debido a que los juicios y prejuicios de la sociedad y de los demás le hacen presa fácil de la culpa. 
Incluso, por la tanta infelicidad que hay a su alrededor, no se da el permiso de ser totalmente feliz sin sentir culpa. Y esta no es más que ese germen amorfo del ego, que ataca de lleno la conciencia, impidiéndonos transitar por la vida con real libertad y autenticidad.




Una de las peores consecuencias de la culpa es que nos debilita y despoja de nuestro poder interior, ya que va minando la mente, invadiendo de temor a la autoestima, restándole valor, y sin darnos cuenta nos convertimos en verdaderas víctimas lastimeras, cavando nuestra propia tumba. 
O en horribles opresores vengativos por culpa de una culpa (valga la redundancia) heredada o adquirida a base de engañarnos y de envidias ajenas, que sin darnos cuenta nos envenenan.

Existen muchas interrogantes que se pueden plantear sobre lo que en realidad se define y se entiende como culpa. 
Y si lo sopesamos bien, nadie en particular tiene la culpa de nada, y todos en general tenemos la culpa de todo. 
Unos por hablar y otros por callar. Unos por saber, otros por ignorantes. Unos por descubrir, otros por asombrarse. Unos por hacer demasiado, otros por perezosos. Unos por maliciosos y otros por bondadosos…

De culpas y culpables está lleno el mundo, pero nadie es totalmente culpable, ni totalmente inocente, y como cuentan que dijo Jesús, “El que esté libre de culpa que lance la primera piedra”. Por eso la culpa se nos acerca, nos mira de reojo y nos abraza dejando su semilla en nuestro interior. 

Lo cierto es que el sentirnos inconformes por percibirnos defectuosos, incompletos y desafortunados, sobre todo muy poco amados y respetados, hace que la semilla germine y empiece a crecer y si no la eliminamos de cuajo, pronto acabaremos atrapados entre sus marañas.




No te atormentes ni te culpes de nada que hiciste sin tener plena conciencia de lo que hacías, más bien libérate de todas las culpas que has ido albergando en tu corazón, estas son un mal innecesario, causan muchos pesares e infelicidades y nos sumergen en nuevas culpas, como un bucle sin fin.

Porque en definitiva, la vida está para vivirla y como no tenemos un mapa escrito de como hacerlo, nos vemos en la necesidad de improvisar. Así que toda acción tiene su razón de ser, por lo que nadie tiene el derecho de culpar, juzgar, castigar o lo que es peor, condenar a nadie sin haber calzado sus zapatos. 

Sí, sé que hay muchos males en este mundo y mucha perversidad, pero si miramos bien a fondo las raíces de esos ejecutantes del mal, veremos que más que culpables, son víctimas, y muchos dignos de compasión, y al menos tienen el derecho de liberarse internamente de la culpa, aunque las leyes los obliguen a pagar su delito. 

La culpa que todos cargamos a cuestas y que nos martillea constantemente, no la tiene nadie en particular. Todos somos víctimas de una inexistente culpa universal.

Les dejo el video de la canción del grupo Buena Fe.

"La culpa, la maldita culpa, no la tiene nadie" 





I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

12 comentarios:

  1. Hola. Soy Santidepaul, y gracias por pasarte por mi blog para ver mi relato sobre el tiempo. En cuanto a tu blog, lo he leido y me ha gustado. Esa maldita culpa con la que nos amenazan tanto. Como decía el cantante Albert Hammond...échame a mi la culpa. Gracias!!!

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    1. Bienvenido de nuevo Santiago, las gracias son para ti por pasarte por esta entrada, me alegra saber que te ha gustado el blog. y gracias por recordarme esa bella e icónica canción que aproveché para escucharla, encontrando un interesante video sobre la historia real por la que surgió, y todo lo popular que ha sido, aquí dejo el enlace.
      https://www.youtube.com/watch?v=-M-nJ8piroc

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  2. Hola, Idalia.
    La culpa es una emoción que se arraiga, que sin permitírselo adquiere poder. Somete. Es muy complicado desligarse de esos sentimientos sobre todo si sientes que con ellos fallas no a uno, sino al resto. Se retroalimenta constantemente, dejando a un lado la parte objetiva, la realista. Es como un círculo vicioso. En el que el amor y el perdón batallan por darse la mano.
    Inspiradora entrada.
    Besos.

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    1. Hola, Irene, tal cual lo dices es, se adhiere como la hiedra y cuesta despojarse de ella, y casi siempre es por fallarle a los demás que la sentimos, como dices.
      Gracias por venir querida Irene y dejar tu comentario reflexivo. Un fuerte abrazo.

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  3. Una canción que da paso a una reflexión y asimismo al recuerdo de dos películas. Diría que en el orden cinematográfico la culpa y la redención son dos de las grandes temáticas usadas para la realización de buenos guiones. Y dándole un poco la vuelta al tema ojalá la culpa estuviera más presente en gobernantes y ciudadanos. Hoy en día con conflictos armados, sociedades polarizadas y sembradores de odio quizás solo a través de la culpa y el cargo de conciencia estemos aún habitando el planeta.
    Respecto a las culpas personales quizás seamos demasiado exigentes y tardemos demasiado en perdonarnos de nuestros errores.
    Un cariñoso abrazo hasta tu mágico Caribe.

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    1. Miguel, llevas mucha razón en cuanto a la culpa en el ámbito cinematográfico. En los gobernantes y ciudadanos, pienso que las culpas al ser generalizadas, son sombras de poca monta frente a la ambición y el miedo a sentirse inferior o impotente. Pero como bien señalas, las culpas podrían ser la razón por la cual aún estemos aquí y no todo esté perdido.
      En cuanto a las culpas personales tienden a ser más directas y producir mayores cargos de conciencia, están más arraigadas y son más difíciles de resolver.
      Gracias Miguel, recibe un cálido y afectuoso abrazo.

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  4. ¡Hola, Idalia! Ay, la culpa. En broma, diría que es como una almorrana, algo que solo se padece en silencio. Si preguntas a cualquiera, nadie tiene la culpa de nada. Pero si tuviéramos una cámara que nos permitiera ver lo que sucede en la cabeza de cada uno, nos daríamos cuenta de cómo ese sentimiento nos atenaza de la manera que tan bien has escrito en tu reflexión.
    Como bien destacas, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Tras cualquier acto o decisión se esconden miles de causas que van desde las más nobles a las más miserables.
    Lo cómodo es ocultar la propia culpa y condenar la ajena para hacernos creer que la nuestra es menor. Así somos... Un abrazo!

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    1. ¡Hola, David! Muy jocosa la comparación, pero también muy apropiada para definirla, porque siempre está latiendo, hincando y creciendo sin que nadie se percate de ello.
      Me ha gustado el ejemplo que usas para hacer ver con mayor claridad la manera en que la culpa nos somete y castiga constantemente.
      Dostoyevski nos deja ver en su libro que el crimen siempre será menos tortuoso y tormentoso que el castigo, pues la conciencia castiga con saña, aún después de confesar el crimen y su arrepentimiento, nos seguimos atormentando mentalmente...
      Gracias David por venir y dejar tu interesante visión del tema. Un abrazo y buen fin de semana.

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  5. Es muy buena esa letra de la canción, da mucho que pensar. Y te ha inspirado una muy buena reflexión. Un visión madura y profunda de la realidad pone a la culpa es su lugar. Es necesario hacernos conscientes de nuestros actos, responsabilizarnos de nuestros errores, pero sin obsesionarnos o ahogarnos en sentimientos de culpa. Se aprende del error y se sigue. Eso es la vida... un constate errar y aprender...
    A menudo medito en el símil de calzarse los zapatos ajenos antes de juzgar... Es tan propio del ser humano precipitarse y señalar...
    Me encantó tu reflexión, da mucha paz.
    Un fuerte abrazo :)

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    1. Maite, muchas gracias por venir a esta entrega y por las palabras tan apropiadas que dejas. Los sentimientos de culpa son muy dañinos y tóxicos, hay que aprender a gestionar esas culpas sin autodestruirnos o torturarnos.
      Me alegra que te gustara y que transmita mucha paz esta reflexión. Un fuerte abrazo .

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