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martes, 26 de enero de 2021

Víctimas y verdugos

Los opuestos siempre han sido el tema obligado en cualquier ámbito de la vida. Sin uno, no existe el otro. Y algo que siempre sostengo es que si no existieran los cobardes, no existirían los abusadores. Entonces ¿Quién resulta ser el culpable mayor? ¿El que golpea, o el que se deja golpear? Generalmente la culpa mayor recae en el que golpea, pero ¿ Quién nos manda a dejarnos golpear?

Si vemos este asunto desde su raíz, en ambos casos somos cobardes y abusadores a la vez, víctimas y verdugos al mismo tiempo, porque el cobarde fomenta el aumento de abusos y se alimenta de ellos, y los abusadores se dejan provocar y convencer para actuar como cobardes maltratadores, ya que son manipulados desde el miedo de sus adversarios.


Suena fea esta introducción, pero el único triunfador aquí es el miedo, si al sentirlo no nos paralizáramos, o no nos engrandeciéramos, seríamos capaces de enfrentarlo y detenerlo, para que no se vuelvan a repetir ciertas acciones y evitar cualquiera de estas dos posiciones extremas, la de ser víctimas o verdugos.

Nuestra sociedad siempre ha estado formada por bandos contrarios, que interactúan y se benefician unos de otros, unos pisoteando, y otros incitando a pisotear… 

Ricos y pobres, todos tenemos igual condición humana, solo la comparación nos hace diferentes (superiores e inferiores). La riqueza mayormente carece de humildad y nos convierte en verdugos, y la pobreza mayormente carece de autoestima y nos convierte en víctimas, cada uno se regodea y revuelca en su propio fango. Pero volviendo a la raíz del asunto, en ambos casos somos verdugos y víctimas a la vez. Unos por mucho y otros por poco, pero solo en apariencia, en la profundidad del Ser, estamos al mismo nivel, pero lamentablemente lo ignoramos. El miedo de unos, hace crecer el valor de los otros, los hace sentir superiores.



Mirando la imagen superior en todo su conjunto, se me ocurre pensar que el abusador y verdugo está representado por el arma de la izquierda, la verde, con defensas por ambos lados, mientras, el cobarde y victima, está representado por el arma de la derecha, la azul, con defensas por ambos lados pero una de ellas atrofiada, minimizada y menospreciada, lo cual se debe mayormente a nuestra formación, donde fuimos doblegados desde la niñez y nos resignamos, sin siquiera tener el valor de cuestionar esos decretos o etiquetas que nos fueron impuestas.

En realidad no es así, venimos al mundo como el arma verde, equlibrados, aunque nos falten algunas extremidades o tengamos algún déficit cerebral etc., aun así, venimos equilibrados. Según vamos creciendo y consumiendo negatividades, nos vamos atrofiando, y nos falta valor para conservarnos sanos y fuertes.

Si ahora miramos solo el centro de la misma imagen superior, vemos esas dos mitades (la verde y la azul), que se acercan y forman un equilibrio perfecto; pero aparece el miedo y hace que se achique nuestra otra mitad, lo cual crea una reacción que hace sentir que la mitad del contrario se agranda, y este también lo percibe así. O sea que, el miedo de uno, hace crecer el valor del otro, lo hace sentir superior. 

Me pregunto, ¿Porque no tenemos el coraje o la inteligencia y sabiduría suficiente, para mantener ese equilibrio en todo momento de nuestra vida?


Si colocamos las dos armas azules una al lado de la otra, con la cara del miedo frente a frente, parecen dos seres humanos, con su cabezota o cerebro detrás.


Si colocamos las dos armas verdes una al lado de la otra, parecen dos seres humanos, con alas…

Mientras estemos mentalmente en igualdad de condiciones, habrá equilibrio, no pasa nada entre dos cobardes, como tampoco entre dos abusadores, el dicho que reza, “Filo con filo, no cortan”, tiene mucho de cierto. Entonces, el resultado final sera, , ni cobardes ni abusadores, ni verdugos ni victimas, si no mas bien vencedores… 

Todos y cada uno de nosotros hemos tenido muchas victorias en nuestra vida, ¿Porque darnos por vencidos cuando tenemos un potencial inagotable de fuerza interior, un caudal de amor incondicional y un suministro interminable de vida eterna?, sumado al privilegio, de compartir con nuestros semejantes. 

Venimos como muestra el centro de la imagen inferior, verdes (sanos y completos), así somos en nuestro interior, de nosotros dependerá convertirnos en azules (amorfos y disparejos) por causa del miedo.


Para mantenernos verdes y completos, el ingrediente indispensable es el reconocimiento de nuestra valía y la de los demás, dicho reconocimiento, es sustentado por la fe en uno mismo, y el amor y respeto que nos profesemos y les profesemos a los demás. 

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

12 comentarios:

  1. ¡Hola, Idalia!

    Me ha sorprendido tu reflexión sobre todo por buscar una perspectiva diferente de las personas que se sienten acosadas, maltratadas o humilladas de alguna manera. Pienso que el verdugo siempre es el principal responsable del mal ajeno. Pero también pienso que los miedos hay que afrontarlos y enfrentarlos de manera directa. Encontrar la forma dependerá de nuestra inteligencia y de nuestro poder emocional.
    Un fuerte abrazo hasta tu Caribe.

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    1. !Hola Miguel!

      Aquí estoy, tarde pero segura, perdón por la tardanza amigo marciano.



      Muchas gracias por dejar esas claras huellas, y por resaltar esa perspectiva diferente en la que he apoyado la reflexión, como bien dices, hay que enfrentar el miedo, de ahí se deriva todo...

      Te envío otro fuerte abrazo para apaciguar tu frío.

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  2. Llegamos con sabiduría, pero es cierto que en la niñez se acomodan los patrones que nuestros mayores nos implantan: Creencias. Y de ahí en adelante forjamos el carácter y la condición como personas; "buenas o malas" o como bien el título apunta; Víctimas o verdugos, yo digo, víctimas o culpables. Harolina, te entiendo en tu primer párrafo, es duro aceptarlo y asimilar esa verdad, aunque muchas veces no se puede o sabe evitar actuar de otra forma. Pero, para eso tenemos a la vida de gran escuela, para saber afrontar cada momento con el conocimiento que da la sabiduría. Pasa, que tampoco estamos dispuestos a cambiar creencias ni hábitos. Cuesta bastante.

    Una excelente reflexión en la que a mí me muestras, que una cosa no existiría sin la otra por lo tanto, ¿en quién recae la culpa? El miedo, es el gran enemigo del hombre.

    Las noticias de los telediarios están llenos de casos, diría; brutales en su ignorancia o,¿? Resulta que la policía coge a un chaval que acababa de pegar a su chica, esta no quiere denunciarlo y dice; !que es la primera vez que le pega! Y de esta índole hay demasiados casos.

    Un placer de lectura, mi queridísima amiga. De esas que, hay que leerlas saboreando cada párrafo, desmenuzarlo si hace falta pues con estos calificativos se vive el día a día y es una pena en los tiempos que estamos.
    Gracias por seguir aportando luz.

    Un abrazo enorme, y buen finde, preciosa.

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    1. Mila, que bien has captado y desmenuzado la perspectiva del tema, si bien es cierto que muchas veces no tenemos salida, lo cierto es que siempre, hay la opción de elegir, y lamentablemente el miedo se planta y nos pone a dudar y terminamos eligiendo ser victimas, primero del miedo, y luego de los demás.

      Gracias querida por dejar este comentario enriquecedor del tema. El placer es mio al contar con tu presencia y retroalimentación.

      Te enviro un fortísimo abrazo y que pases un delicioso domingo.

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  3. Una reflexión fantástica como siempre Idalia en la que pones de manifiesto la cruda dualidad de dos realidades que solo existen si coexisten,... lamentablemente creo que ocurre desde la existencia misma de consciencia como ser humano y quizás el ser conscientes de ello nos prepare un poco más para combatirlas...
    Un abrazo y feliz semana!

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    1. Norte, muchas gracias por las huellas y el tiempo que dedicas a la lectura.

      Muy interesante tu comentario haciendo notar que ese fenómeno, "la dualidad de dos realidades que solo existen si coexisten", podría estar tan arraigado en nuestra existencia como ese "Ser o no ser"..., y como bien dices, ojala y ese ser conscientes de ello nos prepare para solventarlo.

      Gracias Toño por la fluidez de tus letras y pensamientos. Recibe otro abrazo y feliz domingo y semana.

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  4. Interesante y muy verdadero, al igual que lo expones en tu reflexión, yo también creo que para que exista el verdugo o victimario alguien ha de tomar el papel de víctima; el miedo nos hace tomar ese papel y aunque el tema es profundo, complicado y peliagudo me encantó la forma en que lo expones, invitándonos a esa mirada introspectiva, madura, consciente y responsable que nos permita, de una vez y por todas, dejar de buscar culpables allá fuera, en los otros o en las situaciones y circunstancias, y asumir nuestras responsabilidades y reconocer que nada externo tiene poder sobre mí... a menos que yo le conceda poder sobre mí.
    Mil bendiciones, gracias por tu luz, gracias por compartir tu ser.

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    1. Gracias querida hermanita Milli, por tus huellas y sabia retroalimentación.

      Muy cierto lo que expresas, es un tema profundo y peliagudo, adentrarse en el con todos sus pro y contra, implicaría ver desde diferentes ángulos y situaciones, pero tanto en la profundidad como en la superficie, siempre existe una causa primigenia, el miedo, que es quien crea esta dualidad.

      Bendiciones tambien para tu bello Ser.

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  5. ¡Hola, Harolina! Leyéndote me has traído a la memoria una experiencia personal. Con 7 u 8 años había un niño de un curso superior que mi pilló manía como se decía entonces. Cuando estaba en el patio se me acercaba y me soltaba un puñetazo sin venir a cuento, incluso me seguía al salir de clase y recuerdo un día que hasta entró en el portal tras de mí para darme un par de mamporros. Lo que hoy llaman acoso escolar, vamos. Eso fue durante aquel curso. Pasó el verano y al comenzar el siguiente ese niño siguió con esa costumbre, hasta una mañana en el patio. Recuerdo que se me acercó y comenzó a aprisionarme contra una barandilla, pero entonces pasó algo. En lugar de asustarme, me di la vuelta y lo miré a los ojos. Ese verano di un estirón a lo alto y ancho. Al verlo cara a cara me di cuenta de que era tan alto como él y me zafé. No solo eso. Lo encaré y le propiné un empujón que lo mandé al suelo. Allí seguí mirándolo a los ojos, él en el suelo y yo de pie. Me di la vuelta, y desde ese momento jamás volví a saber de él.
    Hoy día, se supone que debería habérselo dicho a mis padres, estos a los profesores, los profesores habrían llamado la atención al niño, y a lo mejor se habría solucionado. O no. Pero yo habría continuado temiéndole.
    Vivimos en una época en la que se confunden muchas cosas, entre ellas la compasión con la ayuda. Lo primero debe ser puntual e inmediato, pero no más allá. Los únicos que podemos resolver nuestros problemas somos nosotros mismos. La ayuda es solo ayuda, un pequeño impulso, pero jamás la solución.
    Y ello sin mencionar la perversión psicológica de quien busca su rol de víctima por los beneficios sociales que lleva aparejados. Lo que se dice vivir "dando pena" haciendo de la compasión del otro una forma de vida.
    Una reflexión muy valiente la que nos has regalado en esta entrada y que demuestra por qué los blogs es lo único que merece la pena leer en las redes sociales. Imagino tu primer párrafo en FB o Twitter, donde la mayoría de perfiles no tienen ni media neurona o una mínima capacidad de comprensión lectora, ni te cuento las respuestas que podría motivar. Un fortísimo abrazo!!

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    1. !Hola David!

      Me impactó mucho tu experiencia de niño y el cómo lo manejaste llegado el momento de reconocerte fuerte y sacudirte ese miedo aterrador que solo nos empequeñece. Muy generoso al compartir esta vivencia y lo agradezco en el alma, porque nos muestra con ejemplo real, el fundamento de la reflexión.

      El hecho de no saber mas de el, es un indicio de que estaba en tu vida para enseñarte una lección, la de enfrentar tus miedos y la de reconocer tu fortaleza. Como bien dices, por medio de los padres y maestros quizás se pudo resolver, pero hubieras seguido desconfiando de tu poder y ademas te hubieras escudado y no sabrías defenderte por ti mismo.

      Una frase que nos regalas para enmarcar, y recitarla hasta aprenderla y prenderla en nuestra médula: "Los únicos que podemos resolver nuestros problemas somos nosotros mismos. La ayuda es solo ayuda, un pequeño impulso, pero jamás la solución". !Genial verdad!

      Y lo que comentas luego, de la perversión psicológica del rol de víctima por los beneficios sociales, haciendo de la compasión del otro una forma de vida, es mas que cierto, aunque hay sus excepciones.

      Valiosa y valiente tu intervención en la reflexión, agradecida de mil maneras por esto, y por la gentileza de tus palabras, un lujazo contar contigo y tus huellas.

      Recibe otro fuerte abrazo, acompañado de mis mejores deseos para pasar el domingo y la semana.


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  6. Hola, Harolina.
    El poder y el dinero es el gran mal de nuestra sociedad, si nos regimos por él, poco se puede esperar de la fraternidad y la estima. El maltratador en cualquier campo de la vida utiliza el poder que tiene, por ejemplo en el trabajo, para hacer su voluntad, en este caso la víctima (el trabajador) por miedo a perder el sustento aguanta la humillación. Pero la realidad es que no debería ser así. Siempre he creído que el que hace mal en realidad es una persona pobre de espíritu, con grandes complejos que solo adquiere algún tipo de placer acechando a otro. ¿A qué precio? ¿De verdad es necesario? Ay, Haroliana, es que no puedo ni excusarlos. Nadie debería sufrir humillación, ni dolor en ningún aspecto de su vida, la vida en si ya es bastante complicada.
    Un beso, y feliz día.

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  7. Hola Irene, Me ha gustado el ritmo de tu comentario, ese resaltar comportamientos y tratar de entenderlos y hasta excusarlos, pero luego ese Ay, que no puedo, ja, ja, creo que nos pasa a la mayoría, hasta que entendemos que todos somos responsables directos de nuestra vida y el curso que sigue. Que es tan cruel el que da como el que se deja, el que da es cruel con el otro, pero el que se deja es cruel consigo mismo....

    Gracias bella por dejar tu impresión. Te dejo un fuerte abrazo y espero estés pasando bien estos días.



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