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jueves, 30 de enero de 2020

Cabalgar en el océano

Desde que tuvo origen en el corazón del hombre la envidia y la ambición, o mejor digo así; desde que se sembró la semilla de la comparación, germinaron la envidia y la ambición, y dieron frutos venenosos a su alrededor, de los cuales comió el hombre, como aquella famosa manzana de la discordia, que los hizo verse diferentes y menospreciarse. 
Para ocultar su menosprecio, algunos recurrieron al autoengaño, decidieron vanagloriarse y enseñorearse, imponiéndose sobre aquellos que en su menosprecio, se sintieron inferiores. 


Como miembros de una misma especie (la animal), al igual que de una misma manada o familia (la humana), los hay tranquilos y violentos, sumisos y rebeldes, ambiciosos y conformistas, trabajadores y holgazanes, inteligentes aventajados e inteligentes menospreciados... El resultado, dominantes y dominados. Una mínima cantidad se mantiene al margen y otros en medio de estas dos vertientes, y cada condición crea sus riquezas o sus miserias, tanto internas como externas.

De ese enseñorearse surgieron los déspotas y tiranos. Matar la sociedad humana, su dignidad, sus derechos, su lugar en la cadena alimenticia... Condenarla por su pasado y sus costumbres, someterla a explotación y dominio inescrupuloso, cercenar su sexualidad y hacer de sus cuerpos una máquina de consumo y producción o un vil museo de cera (cuerpos vacíos), sin tomar en cuenta su privilegio de razonar y tener libre albedrío, su fuerte conexión con la divinidad y la importancia de su papel en la sustentación y evolución armónica de la vida y la existencia en general, es como castrar al planeta para que no se reproduzca ningún tipo de vida en él. 




Eso de romper con todos los esquemas antiguos, tirar por la borda los valores morales y las normas de convivencia con respeto y consideración al prójimo y a uno mismo, es agotador y destructivo, es como cabalgar a diario en el océano. Al principio es excitante, novedoso y divertido, pero mantenernos en ese ejercicio como algo rutinario, trae consigo fuertes malestares físicos, además de emocionales y psíquicos. Terminaremos aborreciendo a la naturaleza (al océano y sus olas, al viento y a todo lo que forme parte de esta actividad que es forzada), también a la libertad de la vida (representada por el caballo), mataremos el valor de su naturaleza, y sobre todo nos repudiaremos a nosotros mismos (al jinete), viviremos con rabia interior y no tendremos una existencia digna, libre y feliz. 


Pues en esas estamos amigos, se nos ha hecho casi imposible vivir confiados, tranquilos y relajados, la vida se ha vuelto un cabalgar en el océano, que aunque tal vez resulte novedoso y excitante al principio, es una sensación para vivirla en escasas ocasiones, no para convertirla en el quehacer diario, pues allí hay que cabalgar contra la marea y la fuerza de las olas, y tratar de no ahogarnos, por lo que debemos poner toda nuestra fuerza y concentración en ello, y de hecho tiene que resultar agotador, asfixiante y demoledor, no poder darnos un respiro.

Imaginemos que la vida es un caballo salvaje y nosotros los jinetes que tenemos la misión de domarlo. La tarea es ardua, pero si vamos acercándonos poco a poco, sin presionar ni sentir miedo, dejándole ver que no le haremos daño, ganándonos su confianza... Con los días ya habremos podido montarlo, y aunque las caídas sean muchas, si insistimos en subirnos a su lomo con respeto y consideración, y demostrarle nuestra habilidad para no caernos, tarde o temprano se rendirá y lo habremos domado. Después ya será pan comido salir a pasear con él, incluso cabalgaremos alegremente formando un solo ser. 

Pues algo así es vivir, y vivir en todo el sentido de la palabra, con intensidad y ganas de explorar, saborear y disfrutar tal cual se nos van presentando las cosas, con aceptación, respeto y agradecimiento, con paciencia y entereza, sin forzarlas, dejándolas ser y fluir en la dirección que les permita verse libres y juguetonas, y no aferrarnos a expectativas inalcanzables o falsas, como creer que podremos domar al caballo salvaje de un solo intento. La paciencia, el respeto, tesón y admiración, y el amor que le impregnemos, son esenciales para conseguirlo.

Imagen tomada de aquí y debidamente autorizada*

Los humanos gracias a nuestra ambiciosa inteligencia, hemos surcado los cielos (aviones, helicópteros, etc.), los mares (barcos, trasatlánticos, submarinos, etc.), la tierra (carreteras, túneles, trenes, proyectiles subterráneos, etc.), la atmósfera (naves y estaciones espaciales), y un montón de lugares, pero no nos atrevemos a surcar nuestro ser interior, que está más cercano, que es más asequible y contiene todas las respuestas que seguimos buscando en el exterior.
  
Olvidamos lo más esencial de nuestra existencia y nos empeñamos en dirigir, gobernar, dominar y manipular las especies, incluyéndonos a nosotros mismos. Cualquier cosa que nos mantenga ocupados y alejados del mínimo indicio de introspección, es prioritaria. 
Quedarnos solos con nuestra triste humanidad es atemorizante, el miedo a que lo que encontremos nos desagrade tanto que pueda paralizarnos, o incluso matarnos (perder por completo nuestra identidad), nos impulsa a hacer de nuestra vida una continua kermés, una eterna feria, hacer todo lo que esté a nuestro alcance y más allá, que no nos quede tiempo a solas, para así poder justificar evadirnos.


La vida no es caminar una pasarela sobre alfombra roja y bajo aplausos, tampoco es transitar un campo minado, ni permanecer hacinados en un campo de concentración, es sencillamente lo que le permitas y te permitas ser, tú creas tus propias experiencias... 

La semilla de la comparación vive latente en tu interior, y germinará en ti si le das la oportunidad de hacerlo, si comes el fruto de la discordia e ingieres su veneno, le das poder sobre ti, si la causa de tu miedo se debe a que no podrás soportar sobre todo, tu auto rechazo. 

Vence el miedo a conocerte y encontrarte contigo, con tu verdadero “Yo”. Suelta de una vez por todas esa necesidad de aturdirte y escabullirte de ti mismo, deja de cabalgar en el océano de tus dudas y temores, y nada o surfea con audacia y gracia en el mar de sentimientos que te rodea, sé tu mejor versión.

* Me topé con este interesante blog y me tomo la libertad de recomendarselo.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2020/02/08/cabalgar-en-el-oceano/

Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.

16 comentarios:

  1. Idalia Harolina, leerte es terapéutico. Parece que hayas escrito este artículo justo en el momento que más necesitaba leerlo. Me has devuelto la esperanza y la motivación. La metáfora de domar el caballo me ha encantado y la tendré presente cada vez que enfrente estas situaciones cotidianas que describes y que no podemos negar que están ahí y nos destruyen. ¡Muchísimas gracias por todo!

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    1. Muchas gracias por tan bellas y generosas huellas. Me alegra que esta reflexión haya calado en algún corazón necesitado de esperanza, y que la metáfora te pueda servir para manejar mejor las situaciones de la vida.

      Te reitero las gracias por prestarme la imagen y su valioso y certero contenido.

      Que tengas un buen fin de semana.

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  2. Hola, Idalia. Desde luego que el texto está muy bien desarrollado y está soportado por un equilibrado sentido común. Hay incluso quien se empeña en "cabalgar" sobre un tigre sin pararse a pensar que puede verse devorado por sus propias ambiciones.
    Lo mejor de leerte es que uno siempre sale mejor de aquí que antes de entrar a leerte. O sea que es muy reconfortante lo que sueles expresar.
    Un beso marciano.

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    1. !Hola Miguel!

      Tus palabras saben a caricias suaves, gracias por ellas y por tu siempre atenta lectura y pertinente retroalimentación.

      Te envio un guiño terrícola y mis deseos de un feliz fin de semana, con cine incluido.

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  3. Harolina querida, suscribo lo que dice la persona anónima en su comentario, leerte es terapéutico e instructivo al mismo tiempo para mí. Este es uno de los textos que da para mucho debate, pero quiero destacar el tercer párrafo sobre los déspotas y los tiranos: " matar la sociedad humana, su dignidad, sus derechos, su libertad, su lugar en la cadena alimentaria...condenarla por su pasado y sus costumbres(...) sin tener en cuenta su capacidad de razonar, su libre albedrío, su fuerte conexión con la divinidad y la importancia de su papel en la sustentación y evolución armónica con la vida y la existencia en general, es como castrar al planeta para que no se produzca ningún tipo de vida en él.
    Como bien dices, podemos optar por lo que nos impone la sociedad o ser Nosotros mismos, mirando hacia nuestro interior y descubriendo lo que habita dentro, ser nuestra mejor versión, aunque eso suponga navegar a contracorriente. La vida no es un camino de rosas, pero si vamos separando las espinas, poco a poco los pinchazos cada vez serán menos.
    Muchas gracias querida Harolina por dejarnos este magnífico texto con el que una vez más me llevo un aprendizaje.
    Te dejo un abrazo inmenso al bello Ser que te habita.
    Feliz resto de semana querida amiga.

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  4. !Hola Marina!

    Que bien expresaste tu punto de vista. Las gracias son para ti por los detalles tan gentiles y por estar siempre atenta y receptiva a mis reflexiones

    Te deseo un hermoso y dulce fin de semana querida.

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  5. No sé bien porqué, pero internamente me han motivado mucho todas las imágenes junto con sus textos, que has tenido la ocurrencia de elegir y anotar para esta nueva reflexión.
    De modo que permíteme que te felicite por ello y por ofrecernos nuevos enfoques del mismo tema: ser libres de vivir con consciencia lo que nos rodea y no dejarnos embaucar o atemorizar por mensajes ajenos a lo que dicta la conciencia.
    Encontrarnos a nosotros mismos es el primer paso para avanzar en línea recta y llegar al origen de todo.
    Las imágenes que nos compartes son muy significativas, especialmente me ha encantado la que además contiene parte de las reflexiones de esta entrada, pues es fundamental hacer hincapié en no tirar por la borda los valores morales y las normas de convivencia, en las que se pone de manifiesto el respeto y la consideración al prójimo y a uno mismo.
    Si destruimos tales valores y normas, también nos estamos perjudicando a nosotros y a los demás.
    Efectivamente dejarnos esclavizar por esos intereses sin escrúpulos, nos vuelven objetos de consumo o robots dóciles capaces de destruirnos a nosotros y al planeta.

    Como siempre un gran honor participar de tus excelentes entradas y aportar mi humilde grano de arena.

    Un abrazo enorme y lleno de gratitud.
    Disfruta junto a los tuyos de un estupendo y relajante fin de semana.

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    1. !Hola Estrella!

      Muchas gracias por tu participación y retroalimentación siempre eficaz y veraz, resaltando con objetividad las cosas que más resuenan en tí.

      Me alegro que te hayan llamado la atención las imágenes y te gustaran, para mi es un honor, además de un lujo, contar contigo, enriqueces este espacio virtual.

      Te deseo una semana agradable y provechosa. Recibe desde la distancia un fuerte abrazo.

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  6. me gusta lo que has escrito llena el alma de los que te leemos

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  7. Muchas gracias RECOMENZAR por las palabras y la visita.

    Que tengas una bonita semana.

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  8. Hola Idalia, como siempre disculparme por mi desastrosa gestión del tiempo,... he leído muy atentamente tu entrada,... Sabes?, en este mundo competitivo que nos hemos montado parece que si no llegas a la cima del mundo no habrás cumplido con tus misión en la vida,... y claro está que ese planteamiento deja a muchas, muchísimas personas en la vereda del camino, … sabes una frase que siempre me repito?,... "esta puta competividad va a acabar con todos nosotros".
    Feliz domingo!

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    1. !Hola Norte! Muchas gracias por estas huellas tan importantes que me dejas. Precisamente tengo una entrada que habla sobre las competiciones y su absurdo, me tomo la libertad de dejartela aqui por si tienes tiempo de leerla:

      https://pariendofelicidadautentica.blogspot.com/2015/03/el-contrasentido-de-la-competicion.html

      La frase que usas es muy válida para todo, ya que de hecho la vida es un constante y continuo competir. pero bueno, estamos aqui gracias a una especie de competencia espermatozoidea, el primero es el que logra vivir, aunque sea para arrepentirse luego, paradójico ¿no? ja, ja.

      Excelente semana.

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  9. Leer tus palabras es esa parada mental que se necesita en este mundo de egoísmos y competividad absurdas. Las co paraciones son odiosas y esta frase que repite la sabiduría popular nos la olvidamos en esa comparación con otros, en ese deseo inagotable de más y más.
    Pongo el foco en ese párrafo maravilloso en el que nos hablas del vivir, con ganas, desde el agradecer, el respeto y el dejarse fluir y dejar fluir.
    Un abrazo

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    1. !Hola Conxita! Que lindo comentario el que haces, es como si le hubieras pasado marcador a lo más esencial, gracias por eso.

      Te dejo otro abrazo y deseo que tengas una semana maravillosa.

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  10. ¡Hola, Idalia! Tenía leído este artículo desde hacía días y ahora veo que no llegué a comentarlo. ¡Arg! Bueno, ¡ay, la envidia! Una emoción que nos mueve, pero también nos atribula. Pienso que como emoción básica es inevitable, diría que esa sensación es algo eléctrico que de primeras no podemos evitar. Otra cosa es la envidia como rasgo de personalidad. Si solo actuamos por demostrar que somos mejores que los demás, tarde o temprano nos la pegamos de lleno. Siempre habrá alguien más listo, más guapo o más afortunado. La carrera del envidioso es una carrera sin fin, eterna y frustrante, siempre buscaremos nuevos objetivos, y estos se presentarán infinitos.
    Tras superar el momento de envidia inevitable, debemos reflexionar. Vale, este se ha comprado un coche fantástico; pero ¿eso es lo que a mí me haría feliz? Solo siendo honestos con nosotros podemos vislumbrar qué nos aportará esa armonía.
    Pero es la sociedad en la que vivimos, en la que siempre debemos estar produciendo. En la que si te ven ensimismado te preguntan si te pasa algo, y muy pocas veces nos atrevemos a responder "no me pasa nada, solo estoy reflexionando".
    Un abrazo!!

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    1. !Hola David! me ha encantado leer tu comentario, ese aspecto positivo que resaltas de la envidia, !Nos mueve! sí es una realidad, sin importar las razones que hayan detrás, ese movernos a veces es necesario y da buen resultado. Resumo así lo que expresas, una cosa es sentir envidia en alguna determinada situación o circunstancia y otra es ser envidioso, como dices, es una carrera sin fin, eterna..., nunca mejor expresado David.

      Buen ejemplo el que nos dejas, ese reflexionar el porqué de esa envidia, ¿nos hace mejores personas ese desear o imitar los logros ajenos o nos hace más felices?

      Y ese cierre te ha quedado muy original, ese "No me pasa nada, estoy reflexionando" que pocos asumimos como una respuesta válida y sincera.

      Mil gracias por tu presencia y el aporte que dejas.

      Grato fin de semana.

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