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viernes, 3 de marzo de 2017

¿Que tan aferrado a la vida estás?

Alguna vez se han preguntado esto: ¿A qué se debe que cada día algo nos impulse a levantarnos y salir al ruedo y cada noche nos acostemos con el deseo ardiente de ver el día siguiente? Pues yo si lo he hecho.


Muchos dirán que es por el trabajo y los compromisos familiares, por los estudios y las responsabilidades, para con uno y con los demás, porque ya no tienen ganas de estar más en la cama, porque esa es la costumbre y un sin número de razones más. Esas respuestas están bien para darlas a otros, pero para ti, ¿Crees que son válidas y suficientes? Si de verdad lo crees así, todavía sigues durmiendo a pesar de levantarte todos los días de la cama.

Estas son respuestas condicionadas, nos las enseña la sociedad, la educación familiar, las han transmitido de generación en generación, como dice Serrat “Le vamos transmitiendo nuestras frustraciones con la leche templada y en cada canción” por nuestra condición de sumisión, por estar dormidos. Las hemos hecho nuestras, pero para nada lo son, cada individuo tiene una misión especial a realizar en este ciclo de la vida terrenal y no es posible que todos tengamos que hacer lo mismo, que todos estemos movidos por las mismas razones: ser productivo, ser profesional, formar una familia, ser alguien útil a la sociedad, ser respetado y poderoso, bla, bla, bla. 
Aunque me den diferentes respuestas, la mayoría están encasilladas dentro de banalidades, manipulación y domesticación, y esa falta de libertad y autenticidad.


Pregúntate desde lo más intimo de tu ser y respóndete desligándote de todo ese listado de instrucciones, desidentificándote de lo que crees y de quién crees ser, mírate como un nuevo ser, vacío de conceptos y obligaciones impuestas por otros y por la sociedad, de emociones reactivas, conéctate con la verdadera esencia de tu Ser y hazte la pregunta que formulé al inicio del texto, y añádele las siguientes: 
¿Qué es lo que me lleva a moverme en cierta dirección y qué es lo que en verdad yo deseo hacer con pasión y contento interior? 
¿Por qué tengo este deseo de vivir y para qué? 

Y luego haz silencio, un silencio que penetre cada célula de tu ser y te lleve de viaje por todas las galaxias y al mismo centro del universo, y estando allí en ese centro, escuches esa respuesta que viene de dentro de ti, porque eres parte y todo de ese centro, eres el universo en su máxima y en su mínima expresión. Escucha con atención esa verdad y libre serás.

Muchas personas se pasan los días renegando armonía y satisfacción en su vida, amargados y quejándose continuamente de su desdicha, pero por nada quieren dejar de vivir y salir así de ese eterno sufrimiento. Me parece que esta actitud más que apego o resignación es porque en su interior tienen esa espinita que les dice que esa no es la realidad de sus vidas, que de hecho ríen y pasan días alegres, que la felicidad les aletea siempre a su alrededor, que no son felices porque mantienen los ojos del entendimiento cerrados y no aprecian que lo son. Ellas saben, aunque no lo recuerden y lo tengan claro, que hay algo mas allá de todo eso que hacen, de toda esa insatisfacción que creen estar viviendo, saben que deben hacer algo importante, y ese algo es precisamente lo que los tiene en este plano, y el no recordar qué exactamente es y no poder hacerlo, es la causa de su infelicidad aparente, de sentirse fracasados, desmotivados, pero aún así aferrados a la vida terrenal.

Les recomiendo para palear o acabar con esa situación, una dosis diaria de sinceridad, de autenticidad y determinismo, de amor propio y de gusto por lo que hacen y viven mientras recuperen la memoria, y despierten. Llenen su día de propósitos y logros espirituales, los personales y materiales son temporales y efímeros, van y vienen, pierden importancia pronto, solo te ayudan a ganar terreno, pero no somos seres terrenales, estamos aquí de paso, los logros espirituales te elevan, te hacen sentir gozoso y pronto te llevarán a tu verdadero hogar y dejarás de encarnar en la tierra. 
Los logros espirituales siempre tienen que ver con la unicidad o condición de indivisible, con la conexión con todo y con todos, con el todo, te producen un gozo que también lo sientes en todo, aunque pueda tener características de particular, es generalizado, lo sientes tu y al mismo tiempo lo palpas y percibes en todo lo que te rodea y mas allá, es un gozo contagioso y para nada provoca envidia como la mayoría de los logros materiales. 









Elévate por encima de las costumbres y los condicionamientos, eres dueño de tu andar.


Así como llevas una dieta diaria para mantenerte en forma, para adelgazar o para engordar, de la misma forma mantén una dosis diaria de alimentos espirituales para mantener tu espíritu sano y libre de estancamientos y desequilibrios energéticos. 
Averigua que es lo que te produce gozo interior, fíjate que no hablo de conseguir cosas materiales, hablo de estados de gozo y plenitud del Ser que te habita, del Ser que eres en realidad, no de quien te han dicho que eres, de ese tipo de felicidad que pase lo que pase nada ni nadie te la puede arrebatar, de ese sentirte en estado de gracia constante, maravillado y gozoso, de esa quietud y paz interior que te mantiene elevado por encima de las preocupaciones y problemas del diario vivir que nos han metido en los huesos y la memoria genética.

Hablo de esa felicidad tal, que al contemplar lo que te rodea, la naturaleza y las personas, ves armonía entre todos, pues todo lo ves con amor, en equilibrio perfecto, hablo de despertar y mantenerte despierto.

I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2017/07/25/correo-los-lectores

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