Estoy segura de que todos, alguna que otra vez
hemos sido participes a manera de oyentes de conversaciones que para nada nos
atañen sobre personas desconocidas y ajenas a nosotros, pero a pesar de esta
realidad terminamos escuchando cosas que nos ponen a pensar, a veces hasta
queremos opinar y nos tenemos que morder la lengua (como dice el dicho) para
seguir aparentando estar ausente y ajeno a la conversación, incluso si nos
vemos en la necesidad de quedarnos a medias lo lamentamos, como si de alguien
familiar se tratara.
No sé cómo llamarle exactamente a esta situación
embarazosa, pues aunque aparente ser ajena la conversación, por algún motivo se
hizo de forma que escucháramos su contenido o parte de él. Muchas veces son
conversaciones insípidas y falta de sentido, al menos para nosotros, pero otras
veces se meten en nuestra cabeza y terminan formando parte de nuestro trayecto,
nos sirven de enseñanza, y en otras ocasiones, quizás las menos no podemos
vencer la tentación y terminamos metidos en ella, haciéndonos pasar por “intrusos”
aunque tal vez la palabra adecuada sea “intuidos”, ya que es nuestra intuición quien
se encarga de hacernos saber que la razón de esta conversación delante de
nosotros tiene como única finalidad nuestro aporte.
Pero además de todas estas opciones existe
otra, muy popular por cierto, y es la de tergiversar lo escuchado, hacer
conclusiones a priori sin saber a ciencia cierta el contexto completo y la condición,
motivo y veracidad de lo escuchado y damos rienda suelta a la imaginación para
llenar los huecos, hacemos cambios pertinentes para darle más énfasis y terminamos
por recrear en la memoria algo muy diferente a lo escuchado. Supongo que muchas
grandes novelas surgieron de un episodio así, personajes, protagonistas y
eventos que creamos con la ayuda de una conversación suelta en la calle o en algún
restaurante y fueron el motor de arranque de un best seller.
Así es que si en algún momento te encuentras
tergiversando la vida, no te sientas mal ni lo tomes demasiado en serio, en
esta senda tan variada por la que transitamos se vale todo, se apuesta a ganar
y se está presto para el próximo capítulo de la vida con ansias nuevas y con la
cabeza en alto. Todo lo que ocurre en tu presencia es de tu incumbencia, no lo
olvides, no para que te metas y opines, no siempre será necesario, pero si para
que prestes atención, hay un mensaje para ti, intenta descifrarlo.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
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