Este título parece un trabalenguas, pero tiene sentido y les explicaré
por qué.
Existen personas tan ordenadas y que en un ambiente donde prime el
orden funcionan tan a la perfección, que si las colocas en un lugar fuera de
ese orden, se vuelven caóticas. De la misma forma, hay personas que funcionan tan
bien en el caos y dentro de este se desenvuelven siguiendo un patrón organizado,
que si las colocas en un medio ordenado también se vuelven caóticas. A esta
realidad le llamo “Orden caótico”, porque el orden genera caos.
Por otro lado hay personas que funcionan a la perfección dentro del
caos, generando resultados óptimos en su desempeño, y que necesariamente necesitan partir de la
desorganización y mantener cierto caos aparente para que el resultado final sea
el orden. A esta otra realidad la llamo “Caos ordenado”, porque el caos, al ser
bien manejado conlleva al orden.
Ahora bien, por otro lado existen personas que podríamos encasillarlas
en un punto medio, son organizadas pero frente al desorden, actúan coherentemente
y terminan convirtiendo el desorden en orden y también existen personas que son
desorganizadas por naturaleza, pero frente al orden, actúan coherentemente y se ordenan desorganizadamente.
Ambos resultados son válidos y buenos.
Particularmente, a mí me gusta el término medio, el orden pero no la rigidez, o sea, la
organización flexible, no la automatización programada, ni tampoco el desorden
desmedido y caótico, por lo tanto, soy más partidaria del caos ordenado que del
orden caótico.
Queridos lectores, espero que hayan podido entender mi orden dentro de este caos.
Todos
sabemos perfectamente que existen tanto el orden como el caos y cada uno tiene
su razón de existir, la imagen del volcán nos lo recuerda.
Si me entendieron, habrán
podido deducir que existen perfectamente tanto el orden caótico como el caos
ordenado. Este último viene a dar explicación a la teoría del caos, que a
pesar de aparentemente seguir un patrón desorganizado de comportamiento, se
obtiene un resultado tan ordenado como
el que más.
Aunque parezca que por tener las mismas palabras, estos dos
enunciados son el mismo lado de la moneda, no es así, son extremos del punto
medio citado antes, pero al mismo tiempo son puntos medios de dos extremos, el del
orden hermético o la organización impecable, al que llamo “Orden ordenado”, y
el desorden desenfrenado o caos irreparable, al que llamo “Caos caótico”.
El orden ordenado existió
muchos años atrás, y su hermetismo nos indujo a un orden caótico y a un caos
ordenado, actualmente estamos queriendo llevarlo al otro extremo y terminaremos
en un caos caótico, lo cual hay que evitar. Si lo conseguimos, el resultado final deberá ser un “Organizado orden del caos”, ya que ambos existen y no los podemos
obviar.
A pesar de todo este trabalenguas, doy gracias al universo por darme
la claridad mental para saber que soy parte del orden y del caos, que ambos están
en mi, en todos y en todo y entender que el equilibrio se consigue organizándolos,
no negándolos, y esta organización es la que nos permite expresarnos y ser la
divinidad SOMOS.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/12/05/correo-los-lectores
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