Muchas veces ciertos episodios de la vida nos llevan a sufrir
amargamente por alguna razón, es normal y sano que sientas ese sufrimiento
momentáneo que te genera la situación, pero pasado un corto tiempo no es sano
ni normal seguir sufriendo por esa causa, pues ya pasó, no existe en nuestras
vidas ya, quedó atrás, el problema es que nuestra mente no hace esa reflexión,
ese cambio, y sigue recreando el episodio como si estuviera en el presente, no
en el recuerdo. Nuestro apego es tan tal que nos negamos a soltar incluso los
momentos amargos de nuestra vida y colocarlos en su justo lugar, el pasado (el que ya pasó), se nos hace
muy difícil y a veces hasta imposible olvidarlos, le damos más poder al pasado
que al presente, al recuerdo que al olvido, vivimos y nos dejamos influenciar de
remembranzas y añoranzas que resultan perjudiciales.
Olvidar no es una elección si no una decisión, la decisión de ver el
episodio doloroso que nos hizo sufrir tanto, con ojos nuevos, mientras lo
sigamos viendo con los mismos ojos del pasado lo seguiremos sufriendo una y
otra vez, al cambiarle la óptica el episodio también cambiará, se transformará,
ocurrió y nada ni nadie lo podrá borrar, pero lo que sí se puede borrar es la
interpretación que le diste y te hizo sufrir, si le das un giro, incluso hasta
puede ser pequeño, la óptica cambia, y si poco a poco sigues dando esos
pequeños giros verás que el mismo suceso puede traer diferentes sensaciones y
gratificantes aprendizajes.
Olvida los ojos que vieron ese episodio desde un ángulo oscuro que
no te ofrecía mucha visibilidad, no olvides el episodio, solo míralo con otros
ojos y otro tipo de mirada, dale ese pequeño giro y obsérvalo desde otra
perspectiva, cambia las gafas que usaste y venían con el panorama dibujado por
tu mente condicionada, verás que solo así sanará por completo la herida y la
cicatriz ya no se abrirá mas.
Así como muchas veces nos reímos de algo que en su momento nos
angustió, quizás porque no fue tan trágico como pensábamos, o porque el tiempo
se encargó de dejarnos ver lo tonto que fue angustiarse por eso, de esa misma
forma trabaja con un episodio que te marcó de por vida, dale vueltas, víralo,
obsérvalo y vuelve a mirarlo desde afuera de tu ser, sin que te roce, como un
espectador, sin involucrarte emocionalmente con él, lo verás diferente, con
ojos nuevos, esa es la manera de mirarlo para poder así olvidarlo y liberarte del sufrimiento.
Si eres honesto reconocerás lo que ves y te darás cuenta que tu
influiste más del 60% en su resultado dañino, ofensivo y doloroso, tu y solo
tú, permitiste que te lastimara por tu forma de verlo e interpretarlo, después
de reconocer y aceptar esta realidad, vuelve a mirar el episodio y pídele
perdón por arrojar y cargar sobre sus hombros esa culpa que no merecía, que era
más tuya que de él, después de hacer eso míralo nuevamente, te sonreirá y verás
su lado bueno, su valiosa enseñanza, agradécele, sonríele y dile adiós porque
ya no regresará
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2017/06/24/correo-los-lectores
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