Comenté en la primera entrada del 2015, que pasar el año nuevo
palpando un frio de invierno que no conocía, fue un generoso y hermoso regalo
que recibí del universo y su creador. Al parecer, como dicen los jóvenes, este
año se puso “pa’mi” y ayer, domingo 22 de este mes de marzo quiso obsequiarme
una emocionante experiencia (tanto para el cuerpo como para el alma), la de
volar en un parapente, fue algo espectacular, gratificante y divino a la vez.
La seguridad que me invadió, sí leíste bien “seguridad” (confiada en ambos pilotos, Pancho el del parapente y
Dios, el piloto de Pancho, el mío y el de todos), el gozo que sentí por la
ligereza de equipaje (subí sin pensar en nada ni nadie, sin ninguna carga
emocional, libre y dueña de mi) y la paz que experimenté allá arriba es casi tan
inexplicable como indescriptible es la belleza del paisaje que observas desde
las alturas. Entendí un poco mejor lo que la mayoría no comprendemos, ¿Porque
Dios permite que sucedan tantas cosas malas?, pero es que desde lo alto se
percibe un maravilloso conjunto, todo se ve quieto y hermoso y cualquier cosa
resulta insignificante ante los ojos, así que de seguro es él quien no entiende
y se pregunta ¿Por qué se quejan tanto y son infelices con tanta belleza a su
alrededor?, y no le queda de otra que hacer lo que yo hice con la cámara para
poder captar más de cerca la imagen, “hacer un gran zoom” o acercamiento, es
cuando entonces se da cuenta de lo que sucede y nos auxilia.
Pasé un excelente día compartiendo junto a mi hermana Milli y mi hija postiza Mariela, con mi
hija menor Emilia y un grupo de jóvenes encantadores que tiene por amigos. Volamos
en parapente, visitamos un restaurante acogedor, con buena comida y muy variada
(donde por cierto tuve la dicha de encontrarme con mi querida amiga
Marilin), y para terminar nuestro recorrido nos fuimos a dar un buen chapuzón
en las refrescantes aguas del Salto Baiguate, un bello tesoro que se encuentra
en Jarabacoa, pueblo de la región del cibao que está entre los mejores y más
bellos lugares para el turismo de montaña de nuestro país.
En realidad no sé si el año se puso “pa’mi” o yo me he puesto
“pa’él”, sea como sea, me lo estoy disfrutando de lleno y agradeciendo cada aventura
que me ofrece, dispuesta a decirle “Sí” a la vida. El receso de la diversión ha
sido demasiado largo, siento que he cumplido quizás no tan bien como debí, pero
si tan bien como pude, con una etapa de mi vida de roles y responsabilidades
familiares, indelegables a mi entender y que exigían mucho tiempo y dedicación,
ahora si la vida me ofrece la oportunidad de realizar sueños postergados y
divertirme sanamente, créanme que si está a mi alcance, o sea, sin perder la
cordura y la sensatez y salirme de mis intereses, gustos y limitaciones, me
encontrará muy dispuesta, con la misma disposición y agrado que siempre he
tenido para realizar las tareas y obligaciones que he ido aceptando en cada
etapa de mi vida con las decisiones que he tomado.
Gracias a todos los cómplices de mi gozo y un especial reconocimiento a los muchachos de “Hawk Paragliding School”, todos fueron muy amables, demostraron experiencia, buen trato y condescendencia, incluyendo camaradería y sociabilidad que ayuda al principiante a sentirse más confiado, “Felicitaciones a la empresa” por tomar en cuenta tantos detalles a la hora de entrenar su personal para realizar tan arriesgada aventura.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
Vaya, Harolina, qué experiencia tan excitante. A medida que he ido leyendo ha sido como volar en parapente contigo (cosa que nunca me he planteado jajaj). Sin duda una experiencia única y la dicha con la que lo cuentas es contagiosa. Nunca se puede decir de esta agua no beberé porque no sabemos con qué cantidad de sed nos podemos encontrar en el camino, así que no diré un no rotundo a pode vivir esa experiencia algún día.
ResponderBorrarLas fotografías son espectaculares. Ha sido todo un placer venir a este maravilloso vuelo al que me trajo el enlace que dejaste en tu reciente publicación.
Abrazos con todo mi cariño y continua disfrutando de estas experiencias únicas.
Marina, muchas gracias por venir hasta aquí y vivir conmigo esta maravillosa experiencia de vuelo.
ResponderBorrarSi te atreves a hacerlo no lo pienses mucho, ahora bien si tienes pánico a elevarte asi y te da vértigo, no lo hagas, una se marea bastante, recuerdo que el piloto me pregunto si queria que hicieramos piruetas, para ponerle más adrenalina al asunto,le dije si, de todas formas ya estoy mareada, así que planeamos de cabeza y dimos muchas vueltas, fue genial. Me encantaría repetirlo.
Lastima que perdiera los comentarios. Ahora tu engalanas esta entrada, gracias querida, te dejo otro fuerte abrazo.