En nuestro largo
caminar, arribamos a un punto en el que necesitamos saber cuál es nuestro
verdadero rol en este mundo, sentimos que estamos aquí por algo mas importante
y significativo que el diario vivir y batallar, sentimos una necesidad
imperiosa de buscar algo más esencial, mas vital y valedero y empezamos nuestra
búsqueda.
Como es de
esperar la empezamos desde el exterior, hasta que por alguna razón empezamos a
indagar y recibimos una guía, ya sea a través de alguien, o por algún motivo
personal muy particular, buscamos en nuestro interior y vemos las cosas con más
claridad, como si despertáramos de un sueño profundo en el cual teníamos puesta
una venda oscura bien apretada en los ojos, totalmente ciegos evitando que
entrase el menor indicio de luz para no despertar.
Entonces
sentimos la necesidad imperiosa de quitarnos la venda, muchas veces recibimos
ayuda de personas que ya han visto la luz o lo hacemos por cuenta propia, pero
lo ideal no es que nos quitemos la venda de golpe, sino poder ver a través de
la venda que nos mantenía ciegos, los albores de luz, en pequeñas dosis, pues
si lo hacemos de golpe, podríamos quedarnos ciegos permanentemente.
A medida que
vamos avanzando en nuestro aprendizaje, vamos aclarando el color y reduciendo
el grosor de la venda, cada descubrimiento que hacemos produce una incidencia
mayor de luz hasta que la venda se hace transparente. Cuando esto ocurre
tardamos un poco más aun en darnos cuenta de que ya no tiene ningún sentido llevar la
venda puesta y decidimos quitárnosla de una vez por todas.
En el momento en
que esto sucede, podemos decir que hemos alcanzado la iluminación, todo se
vuelve fácil de entender y ya no tenemos dudas ni preguntas que hacer, solo una
gran certeza en nuestro interior que lamentablemente no somos capaces de
transferir a los demás, tratamos de comunicarla y promoverla, incluso hasta
ayudamos a que puedan adquirirla sirviéndoles de guía, pero solo eso podemos
hacer, ya que es algo que cada cual tiene que hacer por sí solo, recibir esa
transformación que le permitirá ir aclarando la venda hasta que se torne
transparente y más tarde pueda liberarse y prescindir de ella, pues ya no
realiza su verdadera función, la de desvirtuar y apartarte de la realidad,
entonces es como si nacieras de nuevo y estrenaras tus ojos con una visión tan
diáfana, que jamás nada ni nadie la podría ni siquiera empañar.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
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