Generalmente cuando queremos enfatizar un sentimiento
lo acompañamos con el sufijo “con toda mi alma”. Entendemos que al decir esto
la persona entenderá la profundidad y la intensidad de lo que sentimos, sin
importar si ese sentimiento es positivo o negativo, lo que nos interesa es que
se pueda apreciar cuán grande es.
Esto puede que se haga por costumbre o cuestión cultural (entiéndase
aprendido), pero algo me dice que mas allá de eso, existe una sabiduría
interior que nos revela que el alma es lo que le da vida al cuerpo y que cuando
lo abandona este muere, por lo tanto todo ser viviente posee un alma sin importar
que pertenezca al reino animal, vegetal o mineral, ni la especie, el género,
composición, etc.
En cada cosa que realizamos ponemos un pedacito de nuestra alma,
pues contamos con su energía y vitalidad para hacerlo, por eso en cada entrada
que he escrito hasta el día de hoy en el blog, sé que les he ofrecido un
fragmento de mi alma.
Con cada ser humano que te cruzas en el camino, aunque no se miren
ni hablen, sus almas intercambian sensaciones y emociones tal vez imperceptibles,
pero dejan un rastro de sus auras y eso les afecta mutuamente. Lo mismo se
supone que debe suceder al interactuar con los animales, las plantas y los
minerales, con la naturaleza viva del planeta y con el cielo y los astros del
universo (aunque estén a millones de años luz), para las almas no hay tiempo ni
distancias, lo mismo les debe pasar a ellos entre sí.
Todo este roce e intercambio nos debe llevar a un
nivel superior de evolución donde todo es indivisible, supremo, hermoso, un
nivel de entendimiento tal, que no sientas ni temor ni desprecio por nada ni
nadie, únicamente un gran amor.
Un nivel de entendimiento tal, que me haga reconocer que un bicho al
que temo y aborrezco porque me resulta asqueroso e indeseable como una simple
cucaracha, es igual a mí, y pueda establecer una comunicación con él,
acariciarlo, respetar y valorar su vida tanto como la mía, créanme que en este
caso quisiera “con toda mi alma” llegar a ese nivel de entendimiento y
evolución.
Todos tenemos por así decirlo una cucaracha en
nuestra vida, algo que nos produce temor, aborrecemos y nos genera emociones y
actitudes negativas, debemos dejar de matarlo, nuestro deber es trabajar mentalmente para que nos cause
un efecto contrario, convencernos de que es algo valioso y hermoso, y lo
veamos con amor, de esa forma sabremos que su alma tiene fragmentos de la
nuestra y viceversa, y que nos debemos respeto y admiración mutua traducidos en
amor universal.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://elcaribe.com.do/2017/10/02/correo-los-lectores-572/
Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://elcaribe.com.do/2017/10/02/correo-los-lectores-572/
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