Al leer la Palabra Diaria de ayer, día 20 de marzo,
hice la siguiente reflexión y me gustaría compartirla en el blog.
La lectura hablaba sobre las estaciones del año y señalaba que
también nuestra vida pasa por estaciones, o sea, por diferentes cambios según pasamos por la
infancia, la niñez, la adultez y la
madurez.
Enseguida pensé, en esas estaciones de mi vida y llegue a la rápida conclusión
de que en esta etapa es cuando más consciente estoy de mi, más centrada en que
existo por una razón y para un fin determinado y me sentí plenamente
identificada. Pero como nunca me quedo
con la primera impresión y mis pensamientos vuelan a una velocidad increíble,
inmediatamente a esta reflexión le siguió otra para contradecir o refutar a la
primera y me dije: lo que sucede es que estoy en el momento presente y por
consiguiente tengo más consciencia de él, cuando era niña de seguro estaba
consciente de mi niñez y la disfruté, y cuando era …, así que la primera
reflexión quedo opacada por la segunda y concluí que por muy conscientes y felices
que hayamos sido en el pasado, es solo eso “Pa-sa-do”, el Presente tiene el
poder absoluto que da precisamente “La Presencia” (supongo que de ahí el
nombre) sobre todo lo demás, ya sea Pasado y Futuro.
Cada momento se graba en la memoria cuando vives con
intensidad, consciente de tu existencia,
degustando cada minuto, centrado solo en esa etapa. Yo particularmente siento
que he perdido tantos recuerdos, pues tengo pocos en mi memoria comparados con
los años que he vivido (esperen…, todavía no llego a la última etapa que
muestra la imagen).
Lo que generalmente pasa es que no estamos conscientes de esa
grabación y por eso creemos que perdemos tantos momentos en nuestro recuerdo, pero
solo es temporalmente, pues se dice que mientras más nos acercamos a la
ancianidad, mas recordamos nuestra niñez y nuestras vivencias de antaño.
Finalmente llegue a la conclusión de que es muy probable que haya
vivido cada estación de mi vida con intensidad, centrada en ella y estoy segura
de que la disfrute en su momento, ya que los recuerdos que guardo, aun no sean
muchos, son una especie de condensado de cada etapa y dan fe de que las viví al
máximo deseado, y que hice en cada una lo que debí hacer, aunque ahora no me lo
parezca, porque han quedado atrás, en el pasado, y el presente obviamente las
ha opacado, se ven borrosas y sin brillo, como pasa con todo a través del
tiempo. El polvo de la vida se ocupa de empañar y ocultar un poco nuestro
pasado, pero estoy segura que si nos esforzamos y hacemos una retrospectiva,
encontraremos la mayoría de nuestras vivencias intactas en nuestro recuerdo.
Pero sucede que no es bueno centrarnos en el pasado,
por eso tendemos a arrumbarlo en un rincón y olvidarlo, solo acudimos a él
cuando necesitamos por alguna razón hurgar en nuestros recuerdos para resolver
un problema de estancamiento y poder seguir adelante con nuestra vida y esta es
la actitud correcta y la más saludable, hay que soltar y adaptarse a los
cambios para realizar y completar nuestro proyecto y propósito de vida a través de sus diferentes etapas, al
igual que lo hace la naturaleza en sus diferentes estaciones cada año.
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
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