Mas que un
mecanismo de defensa, la mentira se ha convertido en todo un artificio o arte
para desviar del camino a la verdad, y por muy débil o inofensiva que parezca,
tarde o temprano termina por caer por su propio peso, sin siquiera proponerse
su descubrimiento.
Se ha vuelto
algo muy normal y cotidiano mentir, todos mienten más de una vez en su vida,
los padres a los hijos, los hijos a los padres, las parejas, los hermanos, los
amigos, los jefes a los subordinados y viceversa, la iglesia, los políticos,
los funcionarios y el gobierno y ni hablar de los enemigos, estos siempre se
mienten ya sea por habito y costumbre o por el mero placer de hacerse daño.
Estamos tan
acostumbrados a mentir que aun no haya necesidad de hacerlo lo hacemos inconscientemente,
tan acostumbrados a que nos mientan que dudamos cuando nos dicen algo o se
justifican ante nosotros, en muchos seres humanos mentir se ha vuelto un
habito, es un estilo de vida, ya que muchas veces es la forma más practica y
“aparentemente” menos dañina de quedar bien y ganar favores, amigos, dinero y
fama, aunque esa apariencia solo es relativa, ya que uno de los peores males en
las relaciones humanas es la mentira.
Mienten los novios al contraer matrimonio y jurarse
fidelidad y amor eterno hasta que la muerte los separe, cuando ni siquiera
tienen la claridad de conciencia necesaria para darse cuenta de lo falso que es
ese juramento, pues nadie puede asegurar algo tan impredecible y mucho menos cargar
con eso a cuestas.
Mienten muchas veces los padres cuando les aseguran a
sus hijos que no saben a quién salen pues ellos nunca fueron así, y mienten los
hijos para no defraudar a sus padres si descubren que son seres imperfectos y
con debilidades, que se dejan influenciar de los amigos y el ambiente o tienen
otras aspiraciones.
Muchas veces
mentimos por supuesta necesidad, porque aparentemente la vida no nos deja otras
alternativas y evitamos herir a los seres queridos o conservar una imagen que
en realidad no nos pertenece, pero la mentira es como un boomerang, siempre se
devuelve hacia ti y te obliga a mentir de nuevo una y otra vez y ese círculo
vicioso nunca termina, a menos que te decidas a desenmascarar tu primera
mentira y con ella todas las demás, al final llegaras a la conclusión de que
pudiste evitar y evitarte muchos sufrimientos y preocupaciones si solo hubieras
dicho la verdad al principio, por muy descabellada y dolorosa que parezca,
siempre hay una manera amorosa y sincera de decirla.
“El que dice una mentira no sabe que tarea ha asumido,
porque estará obligado a inventar veinte mas para sostener la certeza de esta
primera” Alexander Pope
Si vas al médico
le mientes un poco y este te miente también a ti, le mientes al abogado y este
miente en el estrado, si promocionas o vendes algo mientes diciendo maravillas
de esto, si te va mal mientes, o diciendo que te va muy mal o que te va bien, y
si te va muy bien mientes diciendo que no te ha ido tan bien como esperabas, si
te pillan de sorpresa mientes, si quieres conseguir o conservar un empleo, una
relación o amistad, mientes, si te das cuenta de que eres mentiroso, mientes al
decir que no te das cuenta, en fin, nos gusta tanto mentir y estamos tan
acostumbrados a que nos mientan que somos hasta capaces de decir como dice una
vieja canción: “Miénteme más, que me hace tu maldad feliz”
Pero recordemos las palabras de Jesús en Juan 8:32 “Y conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres”.
“La verdad duele una sola vez, la mentira cada vez que nos acordamos”
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2014/12/15/correo-los-lectores
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