Últimamente
el vocablo “Miedo” se ha convertido en una palabra mayor y nos hemos visto en
la necesidad de escribirla en alta y no es para menos, se ha apoderado del
mayor numero de la población mundial, ya que ni siquiera hay que pronunciarlo,
se huele por todas partes y créanme que da hasta Miedo desglosar este tema.
El Miedo
ataca los puntos más débiles del ser humano, lo paraliza y crea un sentir de
conformidad y desamparo, resignación y cobardía, como si no fuéramos lo
suficientemente fuertes para enfrentarlo y decir ¡Aléjate de mi! ¡Basta ya! ¡Fuera
de mi vida!
Lo cierto
es que somos lo suficientemente fuertes para dominarlo y vencerlo, lo que
sucede es que no lo sabemos a ciencia cierta, no estamos seguros de nosotros,
no confiamos en nosotros mismos, en nuestra fortaleza para enfrentar o resolver
cualquier adversidad. Siempre estamos temerosos, esperando por ayuda, a que
venga la caballería, Superman, Batman, el presidente del país, o el Chapulín Colorado, cualquiera está más capacitado que nosotros según nuestro criterio y
para los creyentes, Dios, que es lo máximo, se encargara por nosotros de
resolver la situación.
Nuestra
vida está plagada de acciones dirigidas por el miedo a… Todo gira en torno a nuestros temores, ya sean
infundados, heredados, adquiridos, aprendidos, experimentados en vidas
anteriores o imaginarios. Dentro de cada uno de nosotros como individuos hay un
sin número de miedos, pero no todos les tememos a las mismas cosas.
Ahora bien
dentro de nosotros como grupo de familia, comunidad y sociedad mundial, existen
muchos miedos similares, característicos, racionales, que compartimos y
sentimos al unísono. Estos miedos son muy peligrosos y difíciles de enfrentar
solos, son nuestro peor enemigo, son los llamados miedos colectivos.
Si empezamos por aceptar, enfrentar y vencer nuestros miedos
individuales, estaremos en capacidad y con la motivación y fortaleza necesarias,
para al menos unirnos a los que enfrentan, luchan y hasta dan su vida por
vencer o mejor dicho disolver los
miedos colectivos. Un ejemplo de esto es Nelson Mandela, luchador incansable
por la justicia y la igualdad que murió hace un par de días a la edad de 95 años
y que fue un vivo y claro ejemplo de una vida sin miedos, no porque tal vez no
los sintiera, sino porque supo enfrentarlos y vencerlos y sobre sus hombros
recae la gloria de disolver en su país un gran miedo colectivo (el racismo), que
cambió para bien la historia de Sudáfrica y del mundo.
No tienes
que ser un héroe, ni siquiera famoso o popular, solo empieza por hacer las
cosas pequeñas que te corresponden, necesitas y sabes que debes hacer, vence
tus miedos y hazlas y sin darte cuenta terminaras haciendo cosas
extraordinarias, así comenzó Mandela, haciendo lo que entendía era lo correcto
y necesario según sus principios y su criterio. Venciendo sus miedos termino
haciendo algo trascendental, algo tan grande que el mundo lo recordara y agradecerá
por siempre.
Tus miedos
no existen realmente, solo están en tu mente o tu recuerdo, ordénales salir ya,
aunque no lo creas el mundo te lo agradecerá.
“He
aprendido que el coraje no es la ausencia de miedo sino el triunfo sobre él.
Valiente no es aquel que no teme sino aquel que conquista ese miedo” Nelson
Mandela
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2014/11/12/correo-los-lectores
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