No soy muy versada en temas bíblicos, pero tengo
entendido que Noé subió en la famosa arca a toda su familia y de cada especie
animal subió una pareja para preservarla por orden de Dios. Imagino que a Noé
no se le ocurrió preguntar hacia donde los llevarían las aguas, solo hizo lo
que mejor sabia hacer, obedeció con fe.
Imagino que de igual manera nos subimos todos a este
enorme barco llamado planeta tierra, nadie sabe exactamente cómo llegamos aquí
y hacia dónde nos lleva este barco que navega en el universo sin capitán
visible, ni proa, ni popa, solo obedece a una fuerza gravitatoria superior que
lo dirige a la perfección evitando su colisión con otros barcos que también
navegan en el mismo mar (universo).
Aquí estamos, al
igual que Noé, confiados, protegidos, enviando palomas (satélites y naves
espaciales) para ver si ya nos podemos bajar, pero hasta no estar 100% seguros
de lo que hay afuera, por mucho que nos quejemos, nadie se quiere apear, pues sabemos
menos todavía hacia donde lleva el barco fantasma de la muerte.
El mundo es
inmenso, y comparado con todo lo que se conoce hoy día como universo, el
planeta Tierra es insignificante, pero aun así, resulta sumamente enorme para
nosotros (sus habitantes), aunque muchas veces escuchamos decir lo siguiente:
“Este mundo si es chiquito, esto es un patio”, lo cual también es muy cierto.
Entonces llego a
la siguiente conclusión, somos grandes, pero a la vez somos muy pequeños y eso
es más que obvio. Por ejemplo el desierto es enorme pero está formado por
minúsculos granos de arena, el mar es inmenso pero está formado por
insignificantes gotas de agua, el aire está formado por incontables partículas
microscópicas, el fuego está formado por millones de chispa, la tierra
constituida por millones y millones de partículas, minerales, especies animales
y vegetales y le sigue un largo etc.
Los animales y los
seres humanos nacemos de un tamaño muy diminuto y luego nos hacemos más grandes.
En el caso de los humanos imagino que esa semilla que somos originalmente antes
de tomar forma humana, tampoco se pregunta hacia donde lo llevara ese barco
llamado cuerpo humano, solo se deja guiar y obedece con fe, para lograr su
propósito de vida, aunque a veces “aparentemente” nos equivocamos.
En resumen,
estamos subidos en un barco gigantesco llamado “Planeta Tierra” y este está
formado por infinidad de pequeños barcos (continentes, océanos, naciones, ciudades,
comunidades, familias, etc.), pero a su vez es un pequeño barco que forma parte
de uno más grande llamado “Sistema Solar” y este forma parte de uno mayor
llamado “Vía Láctea” y esta forma parte de… y… este forma parte del “Universo” aparentemente
infinito. Todo está compuesto por múltiplos y submúltiplos. Todo es grande y
pequeño a la vez.
Moraleja:
Por muy
orgulloso que estés, recuerda siempre que tu barco va subido en otro mayor cuyo
capitán tiene el mando, y por insignificante que te sientas recuerda siempre
que eres el capitán de un barco en el que van subido muchos otros también.
Eres pequeño con
relación a unos, pero eres grande con respecto a otros. Y sin importar lo
grande o pequeño que seamos, el común denominador de todo es que no sabemos
hacia donde nos lleva el barco y no creo que sea relevante saberlo, lo
importante es tomar cada cual su remo y ayudarlo a navegar en la dirección correcta, sin oponerle resistencia, solo una buena
dosis de fe como hizo Noé y dejarlo fluir, para así fluir nosotros con él, y es
precisamente en ese fluir donde se nos hará la luz, donde alcanzaremos un alto
grado de conciencia y sabremos con seguridad, hacia donde es que el barco nos
lleva.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/01/20/correo-los-lectores
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