Siempre me ha
intrigado la muerte, ya que desde pequeña he tenido varios encuentros cercanos
con ella, y precisamente lo que inicialmente
me ayudó en mi despertar, y vino a cambiar mi perspectiva de la vida y la
muerte fue un libro que ya les había mencionado en una antigua entrada “Martes
con mi viejo profesor”, o “Encuentros con Morris”, el cual trata de cómo cambió la vida de un profesor universitario al enfrentarse a una enfermedad terminal y
al convertirse en una persona moribunda.
Sabemos que
todos tarde o temprano moriremos, pero no es lo mismo saber más o menos el
tiempo en que ocurrirá, que saber que algún día (que por cierto siempre vemos
muy lejano) ocurrirá. El hecho es que al saber que pronto vamos a morir nuestra
vida cobra más valor, para nosotros mismos y para los demás que empiezan a
vernos con lástima y con un interés morboso también, como si pretendieran que
les diéramos un adelanto de lo que a todos nos espera.
La vida de
Morris al parecer había transcurrido enseñando y dando lo mejor de sí a sus
estudiantes y a todos, pero el hecho de
saberse su eminente y pronta muerte lo convirtió en una persona más
interesante, causó que sus amigos y allegados y sobre todo el mismo Morris, decidiera sacarle el mayor provecho posible al tiempo que le quedaba de vida,
lo cual convirtió su casa en una especie de Universidad de la vida, donde todos
acudían en busca de orientación, sabiduría o simplemente a admirar el valor de
ese hombre.
Este caso como
tantos otros nos dejan ver una cruel realidad, somos más valiosos muertos o cerca de la muerte, que vivos. No se a
que se deba este fenómeno, pero cuando mueres o se sabe que vas a morir dentro
de poco tiempo, cobras un interés que en vida tal vez nunca despertaste. Los
familiares y amigos que no tenían ni siquiera un segundo disponible para ti, de
repente desfilan uno por uno delante de tu cuerpo sin vida en un ataúd, incluso
hasta vienen del extranjero a darte el ultimo adiós, cuando ya no puedes ni
siquiera regalarles una sonrisa.
El dinero que no
fuiste capaz de reunir para resolver algún problema o del que no pudiste
disponer para simplemente tomarte un descanso merecido e irte de vacaciones, de
pronto aparece para usarlo en tu funeral. ¡Qué paradojas y sorpresas tiene la
vida! Es probable que días antes visitaras a un doctor porque te aquejaba algún
dolor o malestar, pero incluso el doctor no tiene mucho interés en ti, eres
solo una cifra de dinero para él, te indica una serie de estudios innecesarios
solo para conseguir unos bonos extra de comisión, le llevas los exámenes y aun
cuando hay valores sospechosos y sabe la causa, te sigue indicando mas y mas
estudios, o por el contrario hace caso omiso a esos resultados y te dice que
solo tienes un virus, que guardes reposo y tomes mucho liquido, luego a las
pocas horas te mueres y entonces se interesan más en ti, te hacen una autopsia
para saber que tenias, de que moriste y toda una serie de investigaciones y cosas, que carecen de importancia ya, porque nada te devolverá la vida.
La muerte tiene
dos etapas de decisiva importancia, la primera es cuando todavía estas fresco,
recién muerto, todos te rinden homenaje y hablan bien de ti, empieza a aflorar
todo lo bueno que hiciste y se deja a un lado lo mal hecho, esto dura alrededor
de varios meses, de tres a siete como máximo, luego cumples el año y pocos lo
recuerdan. La segunda etapa es cuando ya llevas muchos años de muerto, de siete
a diez como mínimo, al pasar ese tiempo, la nostalgia de tu recuerdo aparece y
de nuevo cobras importancia, en especial para la historia, si fuiste alguien
reconocido a nivel nacional o internacional, para la genealogía, que estudia los antecedentes familiares con diferentes fines y especialmente
para la familia, que al hablarle de ti a generaciones posteriores, enaltecen
tus valores.
Si pasaste
desapercibido en vida, al morir y dependiendo de la forma en que lo hagas, cobrarás
importancia, si fuiste una persona
reconocida lo serás doblemente al morir, como ocurrió con el médico peruano que
murió en el tiroteo del atentado terrorista en un centro comercial en Kenia el
mes pasado, y si por casualidad fuiste famoso, al morir la fama será mayor,
especialmente tu muerte, será algo sensacional.
Hace unos días,
mi hija menor me dijo lo siguiente: “Mami, cuando mueras muchas personas
querrán leer tu blog”, lo cierto es que no lo dudo, el tiempo que damos por
sentado y la vida nos roba, la muerte se encarga de enmendarlo, aunque tal vez
un poco tarde. De lo que sí podemos estar seguros es de lo siguiente; hagamos
lo que hagamos, siempre será más interesante, más importante, más relevante y
más valioso después de nuestra muerte.
Harolina Payano. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periodico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2015/02/18/correo-los-lectores
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