No acostumbro a
salir mucho a la calle, soy hogareña por naturaleza y disfruto mucho estar en
mi hogar, al menos no me gusta hacer salidas innecesarias, solo por el simple
hecho de salir y estar en el medio, no señores, soy más bien de las que pagan
por no hacerlo y solo salir cuando el cuerpo y el alma lo piden y desean. Así
que encajo más bien en lo antisocial e introvertida.
Hay muchas
ocasiones en las que hay que hacerlo por compromisos que no podemos eludir y
otras por ser complacientes con los otros. Pero eso sí, el día que decido salir
por cuenta propia es como si algo me impulsara a hacerlo y nada me pudiera
detener, así que lo hago con ganas, lo disfruto y me siento libre, con deseos
de volar, cuando lo hago así, estoy 100%
en la salida, la bebo sorba a sorbo, me la regalo y me pongo a coquetear
con la belleza de la vida.
Me fijo en esto
o en aquello, saludo y le sonrío a la gente, mi corazón canta y baila de
felicidad y le guiño un ojo a la naturaleza, coqueteo con el viento, enamorando
a las nubes, al sol, la luna y las estrellas, en fin, es como si fuera
protagonista y espectadora a la vez, hago las cosas, pero al mismo tiempo me veo
a mi misma hacerlas, y las disfruto el doble, eso se siente genial.
Camino, aprecio
los arboles, las flores, el paisaje, no importa si estoy sudada, desaliñada o
como sea, me siento sumamente joven, bella, llena de vitalidad, con unas
energías que no me pertenecen, no se corresponden con mi edad física. En esos
momentos sé que no es mi cuerpo el que está presente gobernando la situación,
sino mi espíritu inmortal, el que no envejece (no recuerdo que le haya celebrado
nunca un cumpleaños), ese espíritu radiante, pleno de riquezas, es el que está
a cargo en esos momentos de felicidad que me hacen respirar la vida, olerla,
sentirla, transpirarla por los poros, gozarla y agradecerla.
Creo que por esa
razón es que soy rosca izquierda como dicen, porque no me gusta hacer las cosas
solo por hacerlas, por seguir la corriente, la moda, por complacer, etc., como
dije antes, a veces hay que ceder, pero cuando hago las cosas sin presiones ni
obligaciones, solo por el mero deseo de que las quiero hacer, soy completamente
autentica, soy simplemente “YO” y canto, bailo, coqueteo con la belleza y le
pido amores a la vida, pero…, no espero
su respuesta, nunca la escucho por temor a que me diga “SI” y me enamore
locamente de ella, eso sería genial, podría convertirme en la mujer maravilla,
pero por ahora aspiro ser tan solo …, una maravillosa mujer.
Harolina P. Fluyendo armoniosamente.
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