Lo mismo ocurre con todo en la vida, no hay belleza sin espinas, no hay amor sin heridas, pero…
¿Quién repara en las heridas, ante el placer y deleite del amor? ¿Quién repara en los malestares y los dolores del parto ante la dicha de tener un hijo? ¿Quién no es capaz de sanar mil heridas ante la presencia del amor?
Cuando las rosas desaparecen solo vemos las espinas, perdemos de vista la belleza, ni siquiera nos fijamos en el rosal.
De igual manera cuando el amor desaparece perdemos de vista la belleza, el deleite y el placer y nos fijamos en las heridas, reparamos en ellas y nos causan dolor, la belleza se ha esfumado y nos detenemos a quejarnos, a llorar y sufrir.
Busca la belleza, siempre la hay, ¡la hallarás!, si la perdemos de vista en una cosa, busquémosla en otras, hay infinidad de cosas y motivos donde buscar belleza, y recordemos que en nuestro interior hay mas belleza que en el exterior.
Esa es la fórmula para la vida, todo tiene su lado bello (positivo) y su lado desagradable (negativo), no hay uno sin el otro, gracias a uno podemos disfrutar del otro, así que no reparemos en el lado negativo de la vida, enfoquémonos en el lado positivo siempre, desde luego sin olvidarnos y estar agradecidos del lado negativo que es el que completa la razón de ser de la belleza.
Sabemos que el lado negativo está y siempre estará, pero no pongamos nuestro enfoque principal en él, mantengámonos siempre del lado positivo de la vida.
Hoy día está muy en boga lo contrario pero haz caso omiso de eso, mantente enfocando positivo y busca sobre todo tu belleza interior, cuando la encuentres, encontrarás la belleza de todos y de todo lo demás y nunca más la perderás de vista, pues la verás en todo momento y lugar con los ojos del alma y la verdad.
Harolina Payano T.
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