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viernes, 17 de junio de 2022

Sabias palabras

Hay dos frases que me han inspirado esta reflexión, una se la atribuyen a Dios, la otra a Jesús, y son las siguientes:

“Ayúdate, que yo te ayudaré


Aunque esta primera frase es más bien un dicho popular, derivado de una frase bíblica, se ha extendido como palabra santa. Lo insensato de esto es que siendo tan motivador su contenido, y tan repetida de boca en boca, solo se dice de la boca para afuera, o sea, a la hora de ejecutar la acción, la mayoría se queda esperando que las cosas les sucedan por arte de magia, sin hacer nada para conseguirlas.

“Tu fe te ha salvado”


La segunda frase, es aún más certera que la primera, pero nos quedamos cortos a la hora de entender su verdadero significado. Pues definitivamente, es la fe que tenemos en la consumación de las cosas, la que hace que se conviertan en realidad, no es el poder de Jesús, de Dios o de la oración, sino la seguridad de que se hará realidad porque creemos en la bondad de Dios o en otras cosas, pero es nuestra fe en ese poder externo y ajeno a nosotros que definitivamente hace el milagro, es nuestra poderosa fe, sin ella no hay Dios, ni Jesús, ni oración que valgan.
 
Aunque Jesús  lo dijo muy claro, incluso afirmó que si tenían fe, podrían hacer todas las cosas que él hacía y más, seguimos atribuyéndole milagros a él, cuando la verdad es que el milagro lo realiza nuestra fe, nuestra creencia ciega en que se logrará.

Como dice esa frase de Henry Ford 

“Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto”


Si amigos, no hay mayor poder que el de la fe, no son las velas que encendamos, ni las plegarias, ni los sacrificios o peregrinaciones, ni las lágrimas o lo bueno que seamos. Lo que hace que las cosas sucedan, es nuestra certeza de que se harán realidad, sin darle cuerpo a las dudas…, es el tamaño de nuestra fe, lo que crea el cúmulo de energías positivas concentradas en un objetivo, y dirigidas hacia su culminación.

Con esto no quiero decir que no creo en un orden divino o superior que rige todo el vasto universo, ni tampoco es mi deseo censurar vuestras creencias, precisamente en ellas está cimentada vuestra fe. Y sean cuales sean, si les dan buenos resultados, no las abandonen. Ahora bien, reconozcan que el poder viene de ustedes al creer y confiar plenamente, viene desde adentro, no de ninguna fuerza o agente exterior...

Hay una frase de Miguel De Unamuno que dice lo siguiente:

“El que tiene fe en sí mismo, no necesita que los demás crean en él”.



Nadie podrá lograr conseguir que hagas lo que definitivamente no estás en condiciones de aceptar que puedes hacer. Tienes el poder de alcanzar lo que quieras, de enfermarte y de sanar. Solo tú eres capaz de lograr tus sueños o arruinarlos, eres tu constructor o tu destructor, nadie más. 

El único capaz de liberarte o encadenarte, eres tú. Puedes estar en prisión y ser más libre que estando afuera. Eres tu único carcelero y obstáculo, porque eres esclavo de tus creencias, así que trata de que estas sean inspiradoras, y más liberadoras que esclavizantes...
Y apóyate siempre en tu prudencia, en ese sentir que te libera de falsas creencias, ataduras y limitaciones, en ese latir que te vigoriza y apasiona, y en esa "fe" que te eleva y hace posible hasta lo probablemente imposible.

Cree en tu poder, confía, deshazte de las dudas, y espera con una actitud de triunfo, no de inseguridad y derrota. 

Nunca pierdas la fe en ti, en tu poder interior, y procura que ese algo que te sirva de fuente inspiradora sea tan maravilloso como lo es el Ser que habita en ti.


I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente. 

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