Esta reflexión surgió a partir de un comentario que hice en el blog Pienso, luego escribo de +Mrs.Sofia, en la entrada titulada Como no odiar, les exhorto a visitar su blog y leerla.
Para nadie es una sorpresa el saber que lo que guardamos en nuestro interior, aquello que se va metiendo de a poco pero que capta nuestra atención y mas allá de ella, sin que a veces nos percatemos de su alcance y del como va dejando huellas, termina siendo nuestro patrón de pensamiento y conducta.
Muchas veces estas adquisiciones nos vienen de otras vidas pasadas, otras veces las adquirimos en esta vida de los padres o tutores, de influencias del medio en que nos desenvolvemos y el tipo de cultura e ideología que recibimos. Pero mayormente se deben a el cumulo de información de la mente genética o procesador de la consciencia del colectivo humano.
El ser humano tiene millones de años experimentando, aprendiendo y descubriendo para terminar sabiendo todo aquello que sabe. Dicen que el raciocinio es una característica solo humana y que es lo que nos diferencia del resto de los animales. Independientemente de que esto sea totalmente verdad o no, pues hay animales que parecen pensar incluso mas que nosotros, lo cierto es que los humanos no paramos de pensar y crear realidades a partir de aquello que pensamos.
Quizás el haber establecido acuerdos verbales, con la supuesta intención de un mejor entendimiento, como las letras, las palabras y los idiomas y sus respectivas reglas, además de los números y todas las ciencias que de estos se derivan, y sobre todo la aparición de limites y pertenencias, dando origen a los diferentes países y la ambición desmedida que todo esto ha desatado, trajo consigo la separación, el sentirnos exclusivos de alguien, de un lugar, una raza o cultura..., y eso es precisamente lo que nos ha llevado al punto de no entendernos, y a partir de ahí surgieron los desacuerdos, y con ellos vinieron los confrontamientos y conflictos a grandes escalas.
El origen de cualquier conflicto surge por el sentimiento de separación y de pertenencia. Mientras nos sintamos divididos, viviremos divididos y defenderemos a muerte lo que consideremos nuestras creencias y pertenencias, ideologías y banderas. Somos victimas de un raro complejo de superioridad que va acompañado de una imperiosa necesidad de dominar, de tener la razón y el control. Generalmente nos damos cuenta del horror de la separación mas que nada cuando surgen conflictos de gran alcance como las guerras, y paradójicamente, en la guerra se ve mas unión (en cada bando desde luego) que en tiempos de paz.
La paz siempre se da por sentada y tiende a pasar desapercibida hasta que aparece el conflicto y desata la guerra, entonces le damos mas importancia y poder a esta que a la paz. Es igual que la luz, no la notas y valoras hasta que no te quedas a oscuras, y entonces empiezas a perturbarte por la oscuridad y a temerle, dándole poder sobre ti.
La ausencia de paz es una semilla que vamos sembrando por ahí con cada desacuerdo y cada sentimiento de separación, y sin darnos cuenta la regamos a diario, alimentando su nocivo e infeccioso virus letal con cada palabra o actitud de resentimiento.
Pienso que la guerra o ausencia de paz, es un estado de consciencia que todos o la gran mayoría estamos viviendo internamente y lo estamos reflejando en el exterior hasta el punto de volverse casi incontrolable, pero en realidad no es así. Cuando todos o la gran mayoría dejemos de alimentar la guerra dándole poder en nuestras vidas, y estemos internamente en paz, la guerra desaparecerá, y con ella todo el malestar que creó.
Así que amables lectores, nuestro mayor deber en estos tiempos actuales, es lograr esa paz interior tan anhelada, y esta solo se logra amando y perdonando, no odiando o fomentando el odio. Es hora ya de limpiar y sacudirnos esa creencia de que es necesario el conflicto, volvamos a comunicarnos a través de la telepatía como lo hacíamos antes, a través del silencio, donde las palabras sobran frente al amor que fluye en cada gesto y cada mirada, en cada mano que estrecha y abraza, en cada sonrisa y respiración...
Seamos seres del mundo, del universo, no ciudadanos de aquí o allá. No le demos poder dentro de nosotros a los desacuerdos, al sentimiento de separación y de superioridad o inferioridad, ambos son muy perjudiciales.
SEAMOS EL TODO, NO UNA PARTE EXTERNA DE ÉL.
I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
https://www.elcaribe.com.do/2018/08/04/opiniones/correo-de-los-lectores/algo-en-que-pensar/
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
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lunes, 25 de junio de 2018
martes, 19 de junio de 2018
Sin saber cómo...
Cada día que vivimos es un regalo, una bendición, por muy mal que parezcan andar las cosas. Si nos detenemos a pensar, recordar y a vislumbrar el futuro, nos daríamos cuenta de que la vida es un tesoro maravilloso, cada cosa que habita en ella, que respira y se mueve en ella, que conforma y reforma su esencia, y que se desarrolla a través de ella, es una bendición.
Todas las cosas vivas, por muy insignificantes que sean, ayudan a sustentar el equilibrio universal, son parte de su entramado, de su energía tangible, de su eterno vibrar, su infinito fluir (nacer, morir y reinventarse), y de su inevitable transformación evolutiva, para dar origen a una nueva vida.
Esta afirmación me lleva a pensar en mi cuota en ese fluir, el porcentaje que aporto en dicho equilibrio, y me obliga a hacerme la siguiente pregunta: ¿Estoy cumpliendo a cabalidad mi rol? ¿Estoy siendo en realidad una bendición para sustentar la vida, al menos en el planeta?
Si lo vemos de manera objetiva, cada gota de agua es en sí una bendición, cada porción de terreno, cada nube y pedazo de cielo, cada rio, montaña, mar..., cada partícula de aire y cada ente viviente, es y debe de ser una bendición para la vida y su trascender.
Aunque parezca improcedente y desacertado, la vida se nutre de cada átomo que existe, independientemente de su polaridad. Si bien es cierto que las fusiones aumentan el nivel energético, sin importar si aceleran o ralentizan el proceso de transformación, también es cierto que cada partícula tiene su propia finalidad en dicha fusión, por lo que algunas propiedades permanecen intactas, sin ser afectadas en su esencia.
Dicho esto me atrevo a asegurar que pasa lo mismo con cada ser viviente, ya sea vegetal, mineral o animal, y muy en especial con los seres humanos. Cada apatía o desidia, tiene su contrapunto, su correspondiente dinamismo y eficiencia, por eso existe la diversidad.
Cada cosa tiene su función específica y todas se mueven en la dirección correcta para mantener el equilibrio, aunque exista un caos aparente, aunque unos trabajen y otros no parezcan hacerlo, aunque unos recen y otros pequen, y aunque unos rían y otros lloren, todo está y seguirá un orden perfecta y divinamente establecido, que mantendrá el universo en completo equilibrio.
Así que retomando la pregunta formulada, me atrevería a decir, que cada uno en realidad está cumpliendo a cabalidad su rol, y está siendo una bendición para sustentar la vida, y aunque suene mal y desconcertante, cada uno es valioso en sí mismo, a pesar de los que hacen la guerra, los que matan por mero gusto, los que se complacen en hacer el mal, etc., todo es parte de la plataforma universal y de la evolución y la transformación de la vida, del nacer, morir y reinventarse, del equilibrio.
Hoy puedo estar en el lado positivo, el de los supuestos buenos, y ayer pude estar en el lado contrario, en el negativo o el de los supuestos malos, y mañana, quien sabe donde estaré, nada es estático, somos meros exploradores y actores.
Por eso debemos agradecer tanto el sol como la lluvia, tanto la noche como el día, tanto el amor como el desamor. Cada cosa a su tiempo y en su lugar, nada está fuera de control.
En definitiva, la única verdad es que estoy y estamos en el lugar correcto, sin etiquetas o apellidos, haciendo nuestro trabajo para que esto funcione como debe de ser, duélale a quien le duela..., siendo una bendición.
Como dice Serrat, al inicio de esta hermosa canción, "Sin saber cómo..."
Sí amigos, sin saber exactamente cómo, somos protagonistas y parte imprescindible de la obra de arte llamada vida, somos esa bendición que la esencia de la vida agradece que seamos, sin cuestionarnos o reprocharnos nada, más bien, aplaudiéndonos, y exaltando nuestro rol, tan maravillosamente, bien representado.
I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
Todas las cosas vivas, por muy insignificantes que sean, ayudan a sustentar el equilibrio universal, son parte de su entramado, de su energía tangible, de su eterno vibrar, su infinito fluir (nacer, morir y reinventarse), y de su inevitable transformación evolutiva, para dar origen a una nueva vida.
Esta afirmación me lleva a pensar en mi cuota en ese fluir, el porcentaje que aporto en dicho equilibrio, y me obliga a hacerme la siguiente pregunta: ¿Estoy cumpliendo a cabalidad mi rol? ¿Estoy siendo en realidad una bendición para sustentar la vida, al menos en el planeta?
Si lo vemos de manera objetiva, cada gota de agua es en sí una bendición, cada porción de terreno, cada nube y pedazo de cielo, cada rio, montaña, mar..., cada partícula de aire y cada ente viviente, es y debe de ser una bendición para la vida y su trascender.
Aunque parezca improcedente y desacertado, la vida se nutre de cada átomo que existe, independientemente de su polaridad. Si bien es cierto que las fusiones aumentan el nivel energético, sin importar si aceleran o ralentizan el proceso de transformación, también es cierto que cada partícula tiene su propia finalidad en dicha fusión, por lo que algunas propiedades permanecen intactas, sin ser afectadas en su esencia.
Dicho esto me atrevo a asegurar que pasa lo mismo con cada ser viviente, ya sea vegetal, mineral o animal, y muy en especial con los seres humanos. Cada apatía o desidia, tiene su contrapunto, su correspondiente dinamismo y eficiencia, por eso existe la diversidad.
Cada cosa tiene su función específica y todas se mueven en la dirección correcta para mantener el equilibrio, aunque exista un caos aparente, aunque unos trabajen y otros no parezcan hacerlo, aunque unos recen y otros pequen, y aunque unos rían y otros lloren, todo está y seguirá un orden perfecta y divinamente establecido, que mantendrá el universo en completo equilibrio.
Así que retomando la pregunta formulada, me atrevería a decir, que cada uno en realidad está cumpliendo a cabalidad su rol, y está siendo una bendición para sustentar la vida, y aunque suene mal y desconcertante, cada uno es valioso en sí mismo, a pesar de los que hacen la guerra, los que matan por mero gusto, los que se complacen en hacer el mal, etc., todo es parte de la plataforma universal y de la evolución y la transformación de la vida, del nacer, morir y reinventarse, del equilibrio.
Hoy puedo estar en el lado positivo, el de los supuestos buenos, y ayer pude estar en el lado contrario, en el negativo o el de los supuestos malos, y mañana, quien sabe donde estaré, nada es estático, somos meros exploradores y actores.
Por eso debemos agradecer tanto el sol como la lluvia, tanto la noche como el día, tanto el amor como el desamor. Cada cosa a su tiempo y en su lugar, nada está fuera de control.
En definitiva, la única verdad es que estoy y estamos en el lugar correcto, sin etiquetas o apellidos, haciendo nuestro trabajo para que esto funcione como debe de ser, duélale a quien le duela..., siendo una bendición.
Como dice Serrat, al inicio de esta hermosa canción, "Sin saber cómo..."
Sí amigos, sin saber exactamente cómo, somos protagonistas y parte imprescindible de la obra de arte llamada vida, somos esa bendición que la esencia de la vida agradece que seamos, sin cuestionarnos o reprocharnos nada, más bien, aplaudiéndonos, y exaltando nuestro rol, tan maravillosamente, bien representado.
I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.
Pedimos excusas si alguna imagen usada tiene derecho de autor, al avisarnos la retiraremos.
jueves, 7 de junio de 2018
Cargas y recargas
Si fuéramos buenos observadores o espectadores, nos daríamos cuenta de que la mayoría de las veces resulta más fácil llevar las cargas de los demás que las nuestras. Desde luego, esto se debe a que solo cargamos el peso de sus lágrimas, no el de las fuertes emociones que las originan.
Es como si cargáramos con su mochila, pero vacía, así solo sentimos el peso de la mochila, el contenido de esta que lo carguen ellos mismos.
Para nuestros adentros pensamos de esta manera: “Esta bien que le ayudemos con su carga, no que lo liberemos por completo de ellas”, por eso tomamos la mejor parte del asunto, lo mas llevadero, lo demás no es cosa nuestra.
Aunque suene cruel, esta es la realidad y es así como debe de ser, las elecciones son responsabilidad de cada quien, así también sus consecuencias, en el interin, hacemos de árganas pero no de mula. Por eso nos resulta tan fácil ver la solución de los pesares ajenos, visualizar claramente la salida y aconsejarlos. Pero desde afuera, no sentimos en realidad sus emociones como nuestras, no palpamos en carne propia su dolor, solo lo visualizamos y enseguida lo apartamos para no lacerarnos mas de lo debido y perder de vista nuestras propias cargas.
“Ayude a sus semejantes a levantar sus cargas, pero no a cargarlas” (Adagio popular)
Tanto las cargas nuestras como las ajenas, tienen una solución o forma de manejarlas, guiadas por un denominador común: LA ACTITUD, que es directamente proporcional al peso que estas cargas imprimen en nosotros. Nuestra actitud frente a las cosas marca la diferencia entre un reto agobiante y una aleccionadora, fortalecedora y buena experiencia.
Así sea en el aspecto salud, familiar, laboral, social y económico, ideológico o cultural..., cada experiencia vivida se hace mas llevadera y menos sufrida, con una actitud positiva. Nunca estamos perdidos o errados, sencillamente estamos explorando la vida y experimentando sensaciones y emociones para luego tomar sabias decisiones.
Cada quien con lo suyo y en lo suyo, la vida no se detiene, no te da permiso para resolver los problemas ajenos y dejar los tuyos para luego, estos siguen afectándote a diario, sin treguas, así que lo mejor es colaborar, pero no hacerte cargo de lo que no te corresponde.
Aprende a llevar tus cargas, para que no te sobrecargues. Has la recarga solo después de haber aligerado tus cargas.
Puedes prestar tu servicio, sin que se te vaya la vida en ello, no debes postergar el motivo de tu existencia para una próxima vida, pues estarás sobre cargado de tareas, emociones y sensaciones, y probablemente experimentes una serie de confusiones y alteraciones de la psiquis que de seguro se traducirán en grandes males y enfermedades, tanto del cuerpo, como del alma.
Cada encarnación tiene su propósito, y con cada una vamos avanzando y evolucionando nuestra consciencia, que permanece con nosotros durante toda nuestra larga existencia y es nuestro ADN esencial y primigenio, nuestro Yo, aportando sabiduría al Yo Universal o Consciencia Colectiva Universal, que se nutre de energías renovadas y transformadoras, desplegando así, la armonía, el equilibrio y el acoplamiento de energías vivificadoras y portadoras del saber universal infinito.
No frenes ni retardes tu evolución, colabora pero has lo tuyo, la Consciencia Universal espera tu información, tu sentir, tu transformación; para así seguir transformándose continuamente y reorganizándose con nuestro aprendizaje de vida terrenal y mas allá de esta, mas allá de todo lo conocido y lo desconocido, mas allá de lo que Eres, de lo que Es, de lo que Somos y de la existencia misma, mas allá de la esencia de la vida que habita todo el conglomerado universal.
I. Harolina Payano T. Fluyendo armoniosamente.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
http://www.elcaribe.com.do/2018/06/25/correo-de-los-lectores-8/
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Es como si cargáramos con su mochila, pero vacía, así solo sentimos el peso de la mochila, el contenido de esta que lo carguen ellos mismos.
Para nuestros adentros pensamos de esta manera: “Esta bien que le ayudemos con su carga, no que lo liberemos por completo de ellas”, por eso tomamos la mejor parte del asunto, lo mas llevadero, lo demás no es cosa nuestra.
Aunque suene cruel, esta es la realidad y es así como debe de ser, las elecciones son responsabilidad de cada quien, así también sus consecuencias, en el interin, hacemos de árganas pero no de mula. Por eso nos resulta tan fácil ver la solución de los pesares ajenos, visualizar claramente la salida y aconsejarlos. Pero desde afuera, no sentimos en realidad sus emociones como nuestras, no palpamos en carne propia su dolor, solo lo visualizamos y enseguida lo apartamos para no lacerarnos mas de lo debido y perder de vista nuestras propias cargas.
“Ayude a sus semejantes a levantar sus cargas, pero no a cargarlas” (Adagio popular)
Tanto las cargas nuestras como las ajenas, tienen una solución o forma de manejarlas, guiadas por un denominador común: LA ACTITUD, que es directamente proporcional al peso que estas cargas imprimen en nosotros. Nuestra actitud frente a las cosas marca la diferencia entre un reto agobiante y una aleccionadora, fortalecedora y buena experiencia.
Así sea en el aspecto salud, familiar, laboral, social y económico, ideológico o cultural..., cada experiencia vivida se hace mas llevadera y menos sufrida, con una actitud positiva. Nunca estamos perdidos o errados, sencillamente estamos explorando la vida y experimentando sensaciones y emociones para luego tomar sabias decisiones.
Cada quien con lo suyo y en lo suyo, la vida no se detiene, no te da permiso para resolver los problemas ajenos y dejar los tuyos para luego, estos siguen afectándote a diario, sin treguas, así que lo mejor es colaborar, pero no hacerte cargo de lo que no te corresponde.
Aprende a llevar tus cargas, para que no te sobrecargues. Has la recarga solo después de haber aligerado tus cargas.
Puedes prestar tu servicio, sin que se te vaya la vida en ello, no debes postergar el motivo de tu existencia para una próxima vida, pues estarás sobre cargado de tareas, emociones y sensaciones, y probablemente experimentes una serie de confusiones y alteraciones de la psiquis que de seguro se traducirán en grandes males y enfermedades, tanto del cuerpo, como del alma.
Cada encarnación tiene su propósito, y con cada una vamos avanzando y evolucionando nuestra consciencia, que permanece con nosotros durante toda nuestra larga existencia y es nuestro ADN esencial y primigenio, nuestro Yo, aportando sabiduría al Yo Universal o Consciencia Colectiva Universal, que se nutre de energías renovadas y transformadoras, desplegando así, la armonía, el equilibrio y el acoplamiento de energías vivificadoras y portadoras del saber universal infinito.
No frenes ni retardes tu evolución, colabora pero has lo tuyo, la Consciencia Universal espera tu información, tu sentir, tu transformación; para así seguir transformándose continuamente y reorganizándose con nuestro aprendizaje de vida terrenal y mas allá de esta, mas allá de todo lo conocido y lo desconocido, mas allá de lo que Eres, de lo que Es, de lo que Somos y de la existencia misma, mas allá de la esencia de la vida que habita todo el conglomerado universal.
Esta entrada fue publicada en el periódico El Caribe:
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